"Esbjörn haciendo los deberes" (1912) y su padre, Carl Larsson, reflejado en el espejo.
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Este título nombra dos de mis principales intereses, pero hay más: la música, el arte, la psicología, y todas las profesiones u oficios que contribuyen a mejorar las condiciones de vida o el entorno.
12 comentarios:
Porqué será que que Larsson me produce felicidad? Siempre me hace sonreir.
Sus imágenes son amables, placenteras, Dan ganas de vivir allí con ellos.
Un besote, Elvira, gracias por esa sonrisa matutina
Si, las escenas que pinta son amables y simpáticas. Gracias a ti y besos.
Mi adorado Carl Larsson, haciendo juegos malabares con los colores y las líneas para transmitir esa sempiterna sensación de alegría, paz y felicidad.
No le hizo falta pintar familias reales, escenas históricas ni anunciaciones. Hacía magia con la vida cotidiana.
Igual que tú con este blog.
Un besazo!
¡Vaya piropo me ha echado mi amiga Io!!!
Muchas gracias, guapa!
¡Me encanta!
Si algunas maestras ven un niño así, no tardan demasiado en hacer un informe preocupadas por la falta de atención del niño y la imperiosa necesidad de procurarle medicación para paliar este déficit. Por suerte, no son todas.
Un abrazo
Lo que más gracia me hace es que el padre lo pinte así, jajaja! Debía ser un hombre muy sano.
Eso de dar medicamentos fuertes a la primera de cambio me parece horrible.
Un abrazo
Totalmente de acuerdo co femme.
Larsson me produce la misma sensación de tranquilidad y felicidad. Y donde la vida transcurre con una carga inmensa de ternura.
Exacto. Entre todas lo estáis definiendo de maravilla. :-)
No sé... me recuerda a mi hijo cuando se pone a hacer los deberes :-). Tiene esa misma expresión durante la concentración antes de ponerse a estudiar :-D. Un abrazo
A veces necesitamos un ratito para mentalizarnos. No veas la mentalización que yo necesitaba antes de ponerme a corregir exámenes.
Un abrazo
Preciosa ilustración, me ha encantado.
Yo creo que al padre, como artista, le gustaba ver al chico contemplando el mundo a través de la ventana, que dejara volar la imaginación, algo muy propio a esa edad.
Cuando vemos a los jóvenes haciendo lo mismo que hacíamos nosotros siempre nos sonreimos discretamente ¿verdad?
Sí, yo también lo creo, Montse. :-)
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