Este título nombra dos de mis principales intereses, pero hay más: la música, el arte, la espiritualidad, la psicología, y todas las profesiones u oficios que contribuyen a mejorar las condiciones de vida o el entorno.
Bajo la tierna corteza comenzará a latir la intumescencia. Las ramas, anhelantes, se ofrecerán al aire azul, al aire blanco, al aire verde de los días y las noches.
Volverá la dulce promesa donde vive el peso de la tierra, la sencilla belleza de las cosas que pasan, ajenas al frágil estupor que las contempla. Acariciará el tiempo las primeras yemas, el suave misterio inflamado que vendrá y se irá, que será y ya habrá sido como vinieron y se fueron los días y las noches, los deseos, los sueños, la vida que latía.
Beloved, gaze in thine own heart, The holy tree is growing there; From joy the holy branches start, And all the trembling flowers they bear. The changing colours of its fruit Have dowered the stars with merry light; The surety of its hidden root Has planted quiet in the night; The shaking of its leafy head Has given the waves their melody, And made my lips and music wed, Murmuring a wizard song for thee...
Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas la están mirando y ella no puede mirarlas.
Porque a veces la primavera olvida hacer siembra en esta tierra quemada y me convierto en pez que aún respira fuera del mar que fue tu mirada
Porque no quiero ser escombro en vida rastrojo que deja el agua pasada porque mis sueños no tienen cabida en esta malograda alborada
No puedo encontrar sol en esta umbría ni un buen fruto en esta sequía que este robado abril ya no aspira a vivir en una noche templada que este viejo amante ya no conspira por perder otra partida amañada
Sólo en las flores que regala Elvira la primavera estalla de madrugada.
Cuando llega el otoño las gentes de esta bendita ciudad comienzan a telefonearse rápidamente organizan tremendas fiestas y se besan y se saludan hola qué tal cuánto tiempo te quiero mucho llámame.
Entonces yo me afeito con cuidado pongo una de mis caras más miserables guardo un par de Alka-Seltzer en el bolsillo e inauguro mi vida social.
Algunas veces aterrizo en blandas casas en donde me reciben con aparente sorpresa y después de saludar a los anfitriones tomo un vodka con hielo y comienzo a decir estupideces a fin de aterrorizar a la concurrencia.
En otras ocasiones el éxito no es tan claro ya que me veo metido en serias discusiones sobre el futuro del país en apartamentos en donde sólo dan vino tinto y nadie lleva corbata por el qué dirán.
Lo peor son las reuniones en editoriales en las que siempre aparece un uruguayo con mirada de buey que acostumbra a emborracharse y a cantar tangos y acaba recordando a su querida mamacita.
En estos casos yo ataco al imperialismo norteamericano me tomo varios martinis secos y firmo autógrafos y procuro esquivar a las ávidas matronas que me persiguen por los pasillos y lavabos.
Así se nos echa encima la Navidad y el cartero deja sobre la mesa un montón de felicitaciones de personas que he visto hace menos de veinticuatro horas o de individuos a los que no conozco y que me ofrecen su amistad o un nuevo detergente o sus mejores deseos para el maldito próspero Año Nuevo.
De este modo vivo y procuro eludir la multitud de trampas que me tienden abandonando las fiestas por la puerta trasera acariciando a las niñas y duchándome mientras espero con paciencia que el ambiente se calme.
Está claro que podría hacer mucho mejor las cosas y tener una agenda y acordarme de todo pero no tengo tiempo porque quiero ir a casa y meterme en la cama y perpetrar un poema después de haberme duchado por enésima vez.
La dicha, qué es la dicha? (La palabra no me hace feliz, dicho de paso). Yo diría que es sencillamente ir contigo de la mano, detenerse un momento porque un olor nos llama, una luz nos recorre, algo que nos calienta por dentro, que nos hace pensar que no es la vida, la que nos lleva, sino que nosotros somos la vida, que vivir es eso, sencillamente eso.
Nunca como antes y siempre...
Nunca como antes y siempre como antes. Son los lugares mismos, la mano misma que te escribe. ¿El agua misma la que corría entonces? Estas luces de finales de mayo, son las del mayo aquel, cuando entre los granados me dijiste: Te quiero como nunca. Yo te dije: No me hables de nuncas que no existen, sino de siempres nuestros para siempre, o quizá todavías que nos aguardan.
Continuarán viajando cosas de metal contra las estrellas, subirán hombres extenuados, violentarán la suave luna y allí fundarán sus farmacias.
En este tiempo de uva llena el vino comienza su vida entre el mar y las cordilleras.
En Chile bailan las cerezas cantan las muchachas oscuras y en las guitarras brilla el agua.
El sol toca todas las puertas y hace milagros con el trigo.
El primer vino es rosado, es dulce como un niño tierno, el segundo vino es robusto como la voz de un marinero y el tercer vino es un topacio, una amapola y un incendio.
Mi casa tiene mar y tierra, mi mujer tiene grandes ojos color de avellana silvestre, cuando viene la noche el mar se viste de blanco y de verde y luego la luna en la espuma sueña como novia marina.
No quiero cambiar de planeta.
Pablo Neruda (Estravagario, Ed. Losada S.A., Buenos Aires 1969, p. 156-157)
¡Cómo sopla alegre el viento! – ¡Qué azul y blanco está el mar! El galeón se impacienta – cual potro ensillado, ya. Marinos levan el ancla – con gritos de libertad. Las velas tiemblan como alas – congojosas por volar del reino de la mentira – al reino de la verdad. Timonel, rige la caña. – Corta la amarra, rapaz. Salió mar adentro el buque, – con rumbo a la eternidad.
En memoria de mi queridísimo primo Gustavo Pérez de Ayala, que nos dejó un domingo de Agosto de hace tres años. ¡Le echo mucho de menos!! Otro día le dedicaré una canción de Rod Stewart que él me regaló y que quería que cantásemos juntos, pero no pudimos.
No te rindas, aún estás a tiempo De alcanzar y comenzar de nuevo, Aceptar tus sombras, Enterrar tus miedos, Liberar el lastre, Retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, Continuar el viaje, Perseguir tus sueños, Destrabar el tiempo, Correr los escombros, Y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se esconda, Y se calle el viento, Aún hay fuego en tu alma Aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo Porque lo has querido y porque te quiero Porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo. Abrir las puertas, Quitar los cerrojos, Abandonar las murallas que te protegieron, Vivir la vida y aceptar el reto, Recuperar la risa, Ensayar un canto, Bajar la guardia y extender las manos Desplegar las alas E intentar de nuevo, Celebrar la vida y retomar los cielos. No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se ponga y se calle el viento, Aún hay fuego en tu alma, Aún hay vida en tus sueños Porque cada día es un comienzo nuevo, Porque esta es la hora y el mejor momento. Porque no estás solo, porque yo te quiero.
Licenciada en Historia del Arte. Fui profesora de inglés de secundaria durante 27 años. Aficionada a la fotografía. Me gusta recopilar frases y citas y publiqué un libro en el año 2000: Palabras del Silencio, Editorial Océano.
En 1998 empecé a estudiar las esencias florales, y desde 2003 elaboro las mías propias. He publicado mi segundo libro: Peace Blossoms, Mi Colección de Esencias Florales.
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