"Los fundamentos del reinado patriarcal se tambalean. El rey celestial ha dejado caer a la tierra su cetro. Ha abandonado el trono de sus mandamientos. En el lugar en el que ha caído el cetro, brota el torrente de las aguas de la vida. La diosa vuelve con su consorte dionisíaco. Su predecesor masculino había reinado por medio del "harás" y el "no harás". La diosa sonríe enigmáticamente mientras comunica la nueva consigna: "Puedes". Podemos, realmente, pero según sembremos, así recogeremos. En los ojos insondables de la diosa, leemos el epílogo admonitorio: "Pero sed prudentes"." (Edward C. Whitmont, El Retorno de la Diosa, Ed. Paidós-Junguiana, 1998, página 179)
Leo y entiendo este texto en clave simbólica, no literal. Me parece muy interesante.
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domingo, 19 de julio de 2009
miércoles, 8 de abril de 2009
La capacidad de sentir

Hay que tener en cuenta que rechazar el dolor, la culpa o la vergüenza lleva a la dureza, la insensibilidad y el cinismo, y por ello a la destructividad. Para defenderme tengo que acusar a otro. Mi maldad, que niego, aparece ante mis ojos como adherida al otro, al mundo exterior, la proyecto. Para defenderme debo atacar. Cuando soy insensible, es probable que inflija dolor sin saberlo y por ello también sin reconocerlo ni ser capaz de mitigarlo. Puedo sentirme forzado, por compensación inconsciente, a infligir a otro la herida que niego en mí."
"...la experimentación implica la posibilidad, y hasta la necesidad inevitable, de correr riesgos. La inocencia que se mantiene por el procedimiento de eliminar el riesgo y el error es simplemente un medio de evitar descubrir la propia conciencia. Lo que en el pasado se consideraba virtud y bien comienza a parecer acatamiento estúpido, cobardía moral incluso, si se basa en evitar el riesgo del sentimiento, el error y la experiencia personal."
Edward C. Whitmont, El Retorno de la Diosa, Ed. Paidós-Junguiana, 1998, páginas 333 y 380.
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