miércoles, 8 de abril de 2009

La capacidad de sentir

"La capacidad de sentir equivale a la capacidad de experimentar la herida, el daño. Tendemos a protegernos contra el daño bloqueando los sentimientos. Entre la caricia y el dolor sólo hay una diferencia de grado. Sin esa capacidad de ser dañado, no hay posibilidad de gozo, no hay placer sin dolor, no hay amor sin cólera o dolor por la separación. En la anestesia (literalmente: ausencia de sensibilidad) faltan ambos polos. Por otra parte, exploración del sentimiento significa tocar o ser tocado, o herido. El buscador puede, pues, llevar su armadura en situaciones de lucha. Pero tiene que arriesgarse también a bajar la guardia y permitirse ver y ser visto, oír y ser oído. Respeta la sensibilidad (suya y ajena) y aprende a vivir no sólo con la sensación de éxito y rectitud, sino también con el error, el fracaso, la insuficiencia, la vergüenza y la culpa. Mientras tanto, sigue intentando y sigue caminando.
Hay que tener en cuenta que rechazar el dolor, la culpa o la vergüenza lleva a la dureza, la insensibilidad y el cinismo, y por ello a la destructividad. Para defenderme tengo que acusar a otro. Mi maldad, que niego, aparece ante mis ojos como adherida al otro, al mundo exterior, la proyecto. Para defenderme debo atacar. Cuando soy insensible, es probable que inflija dolor sin saberlo y por ello también sin reconocerlo ni ser capaz de mitigarlo. Puedo sentirme forzado, por compensación inconsciente, a infligir a otro la herida que niego en mí."

"...la experimentación implica la posibilidad, y hasta la necesidad inevitable, de correr riesgos. La inocencia que se mantiene por el procedimiento de eliminar el riesgo y el error es simplemente un medio de evitar descubrir la propia conciencia. Lo que en el pasado se consideraba virtud y bien comienza a parecer acatamiento estúpido, cobardía moral incluso, si se basa en evitar el riesgo del sentimiento, el error y la experiencia personal."

Edward C. Whitmont, El Retorno de la Diosa, Ed. Paidós-Junguiana, 1998, páginas 333 y 380.

8 comentarios:

femme d chocolat dijo...

Muy cierto. La verdad que pasar por la vida sin implicarse en nada debe ser muy triste , en cierto modo es como NO vivir.

Además, quien no siente ni padece, quien no tiene un mínimo de empatía con las istuaciones ajenas y asume aún menos las propias... además de parecerme un psicópata potencial, me parece una persona baldía, que no se entera de qué va la "fiesta"


Un beso, Elvira ; ¿qué tal se prepara la SEmana santa?

Elvira dijo...

Totalmente de acuerdo con tu comentario, femme!

Pues esta semana santa me quedo a cuidar Barcelona mientras los demás se van. ¿Y tú te vas por ahí?

Besos ^_^

María dijo...

"Hay que tener en cuenta que rechazar el dolor, la culpa o la vergüenza lleva a la dureza, la insensibilidad y el cinismo, y por ello a la destructividad"

Totalmente de acuerdo. Me anoto el libro para leerlo.
Gracias Elvira.
Un beso

Elvira dijo...

Hola María: algunos fragmentos del libro me gustaron más que otros, pero es interesante.

Un beso

rubén dijo...

Así que un jungiano... Voy a tener que recomendar el libro a Natalia.

Elvira dijo...

Yo esperaría un poquillo... ;-)

Montse dijo...

Sentir es estar vivo.
Forma parte del juego de la vida, en el que unas veces se gana y otras se pierde, pero lo importante es haber jugado y sobretodo hacerlo con ganas, con arrojo y sin temor.
Yo estoy en mi botánico, pero me he llevado el modem y me conectaré algunos ratitos...
¡Cuídanos la city!

Elvira dijo...

Totalmente de acuerdo. Os la cuido! :-)