Este fragmento del libro El Camino de los Sueños, Conversaciones con Marie-Louise von Franz, de Fraser Boa (Editorial Cuatro Vientos, 1997), me dió que pensar. Marie-Louise von Franz comenta el sueño de una mujer y habla sobre la educación de los hijos de forma políticamente incorrecta. Veamos:
"Por ejemplo, un niño se porta mal, chilla y derrama la sopa. Una reacción natural sería enojarse y gritarle. Si no se exagera, es normal que el niño lo acepte. Pero ahí el animus jefe de policía dice internamente a la madre: "No, lo estás malcriando. Se va a traumar". Ella se traga su rabia y hace algo mucho peor. Por eso en este sueño la mujer va al baño y vomita. Obviamente traga más de lo que puede y debería. Si has comido algo que no deberías, vomitas lo que tu estómago rechaza. Ella traga demasiado. Me atrevería a decir que muchas veces sus hijos la molestan, pero en lugar de gritarles: "¡Mocosos malcriados. Váyanse al infierno!", traga todo. Pero a los niños les gustan las reacciones fuertes acompañadas de un matiz afectuoso. Una vez estuve en una trattoria italiana donde una mujer cocinaba para toda la clientela y alrededor suyo corrían doce hijos. No paraba de gritarles y darles coscorrones. Nunca vi niños tan saludables, porque todo sucedía en una cálida atmósfera de amor maternal.
Por otra parte, un niño no reacciona sólo a la acción y comportamiento de la madre. Hay madres que parecen muy buenas pero algo anda mal en su inconsciente. Recuerdo la terrible historia de una mujer, madre de dos niñas. Era amorosa y dedicada a sus hijas. No era severa ni demasiado tolerante. Pero las dos niñas vivían soñando que en la noche la madre entraba a su dormitorio como un lobo y las amenazaba. Algunos años después, la madre repentinamente se volvió psicótica. En este caso, las niñas no reaccionaron al buen comportamiento de la madre, sino a su inconsciente enfermo. Se sentían amenazadas por la naturaleza inconsciente enferma de la madre. Así se ve que pueden haber miles de razones para que un niño reaccione de forma negativa. [...]
La atmósfera invisible es mucho más poderosa de lo que se ve. Por eso Jung nunca escribió mucho sobre pedagogía. Decía que no importa lo que digas o hagas a los niños. Lo importante es ser sano para irradiar una atmósfera saludable y positiva. En este caso, no importa lo que se diga. De todas maneras no lo escuchan. Reaccionan al trasfondo. Los niños todavía están nadando en el inconsciente, en la atmósfera de una situación, y a eso reaccionan." (páginas 172-173)
Los comentarios de M-L. von Franz me recordaron la famosa frase de San Agustín: "Ama y haz lo que quieras - si te callas, hazlo por amor; si gritas, también hazlo por amor; si corriges, también por amor; si te abstienes, por amor." Pero claro, necesitamos ciertas directrices, ¿no? Y además, ¿cómo sabemos si lo hacemos por amor? No es fácil saberlo. En ocasiones me he sentido culpable por algo que en realidad era de lo más sano, y en cambio otras veces me he sentido orgullosa de algo que con el tiempo he comprendido que no era virtud sino exceso de autoexigencia: defecto, por tanto. Lo bueno es que nunca lo sabemos todo, siempre seguimos aprendiendo. Eso me gusta mucho más que estar instalada en teorías que son supuestamente perfectas.
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12 comentarios:
A mi también me ha dado que pensar.
Qué difícil es saber si estamos haciendo lo correcto con nuestros hijos. El amor lo justifica todo?..puede que si, pero entonces vendria la segunda pregunta; les hemos amado lo suficiente? les hemos amado cómo necesitaban? hemos sido unas madres realmente nutricias para nuestros hijos?...
Este tema me llega hondo.
Un beso
Yo creo que este tema a todos nos llega hondo. Leí un libro en el que se hablaba de ser madres suficientemente buenas, ¡nadie es perfecto! Besos
Yo creo que la naturalidad en estos temas es lo más importante, si se intenta interpretar un papel ante los hijos y criares para que sean perfectos y serlo nosotros ante ellos, al final todo tendrá un velo, una cortina extraña que no permitirá mostrarnos tal como somos, al menos es lo que pienso yo. Cclaro que nunca me he visto en esa situación ya que no tengo hijos.
Saludos
Pues creo que lo harás bien cuando los tengas. Esa autenticidad de la que hablas es muy de agradecer, y los hijos saben cuándo eres auténtico, instintivamente.
Saludos
"Los niños todavía están nadando en el inconsciente, en la atmósfera de una situación, y a eso reaccionan."
Los niños aún están mucho más allá de las palabras. El lenguaje no verbal y, sobre todo, la atmósfera que emana de los padres sigue pesando más a la hora de percibir una situación que las palabras.
Los niños suelen conocer perfectamente el estado emocional de quien los cuida, por más que los adultos intentemos disfrazarnos, y agradecen muchísimo la sinceridad.
Un " estás insoportable, vete por ahí y déjame un rato en paz" dicho desde el amor y el respeto es mucho mejor que aguantarles durante horas hasta que uno ya no puede más y tiene que vomitar contra ellos o contra un vater, como explica la autora de este libro.
Estoy totalmente de acuerdo con Ramuol, ser uno mismo, sin miedo a equivocarnos y/o a pedir perdón es la mejor manera de relacionarse con un niño y con cualquiera.
Me parece un libro interesantísimo, lo pondré en la cola de espera para llegar a él en algún momento. Gracias, Elvira.
Besos de buenas noches
Un " estás insoportable, vete por ahí y déjame un rato en paz" dicho desde el amor y el respeto es mucho mejor que aguantarles durante horas hasta que uno ya no puede más y tiene que vomitar contra ellos o contra un vater, como explica la autora de este libro."
Totalmente de acuerdo, Chusa. Gracias a ti y besos!!
Interesante visión del asunto.
A mí siempre me han interesado mucho las cosas que se somatizan.Estoy de acuedo en que no es sano callarse siempre. Los unos no agradecen y tú acabas "palmándola" si no es físicamente , sí lo es anímicamente.
Interesante punto de vista. sí
Un besoteeeeeeeeeeeeeeeee
Exacto. Besos, femme!!
Qué interesante entrada. Esa percepción infantil hacia el inconsciente, hacia lo que no se ve, se parece mucho al instinto animal. Los animales saben cómo te sientes. Siempre es peligroso acercarse a un perro cuando se le tiene miedo, pues por más que trates de disimularlo con bonitas palabras, ellos lo saben, y acabarán por morderte.
Creo que es imposible ser perfecto o tratar de criar a un hijo perfecto. Nosotros fuimos hijos, fuimos niños, nadie nos hizo perfectos, respiramos atmósferas buenas, regulares y envenenadas, y todo eso lo transmitimos a nuestros vástagos, queramos o no. Aparte que no se puede aspirar a la perfección de nadie, y sería incluso un error, cuando luego hay que enfrentarse a un mundo tan imperfecto como este. Todos nacemos con nuestras virtudes y defectos. Hay que potenciar las virtudes y tratar de superar, o en su caso, de enseñar a vivir al niño con sus defectos. No se puede anular la personalidad en pro de la perfección. Es mi opinión.
Una reprimenda cariñosa me parece algo muy sano, tanto para el progenitor como para el niño. Aunque esto, como todo, tiene su arte. Hay quien se pasa y quien no llega.
Me ha encantado esta entrada, Elvira.
Un besazo.
Y a mí tu interesante comentario. Tienes razón en que los niños tienen un instinto tan poderoso como los animales: ellos notan cuando algo va mal, aunque no sepan ponerle nombre. A veces los niños inconscientemente hacen suyas las emociones de sus progenitores, las absorben.
"No se puede anular la personalidad en pro de la perfección." Muy cierto.
Si es muy, muy cariñosa la reprimenda, a un niño sensible quizá le hará efecto, pero a otros no. :-) Todo un arte, desde luego. Incluso creo que uno se puede enfadar con afecto, en cambio otros padres que "nunca se enfadan" a veces tienen "sapos y culebras" bajo la superficie, y es peor. Por ahí iban los tiros de lo que dice Von Franz, creo. Claro que lo ideal es tener autoridad sin necesidad de enfadarse nunca: ¡el padre perfecto!
Besos!!
Un texto muy interesante.
También la frase de San Agustín.
Besos
Sí que lo es. Besos, Katha!
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