La première maîtresse, Paris 1935, de Robert Doisneau.
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Este título nombra dos de mis principales intereses, pero hay más: la música, el arte, la psicología, y todas las profesiones u oficios que contribuyen a mejorar las condiciones de vida o el entorno.
14 comentarios:
Abrazarse a los muros destrozados
escuchar lo que tengan que decir
dibujar el diálogo en las sombras
y soñar y soñar y construir...
¿No es encantador, cómo recoge el niño el calorcito del sol en la pared?
Oooooh... me ha encantado esta foto. Es adorable.
¡Bellísimo, Enric!
Hola NáN: encantador, me da la sensación de que la niña también encuentra protección en el muro.
Hola Cristina: la pequeña me enternece.
Me inspira ternura y cariño. Se les ve tan solos a los dos... Preciosa fotografía. Todo un descubrimiento este fotógrafo.
Un abrazo.
ay la chiquitita que me la como! Elvira te agregué al msn hace un tiempito (anita511....) no sé si lo habrás visto, era pa consultarte una duda!
Hola Laura: es una de las que más me gustan de él. Me alegra que te guste.
Hola Anita: nos la comemos a medias, jaja! ¿Por qué no me escribes a la dirección de correo electrónico? Es que nunca uso el messenger.
Un abrazo a las dos
Menuda pizarra han encontrado esos niños...
preciosa la fotografia Elvira
Hola, Elvira. Doy otro punto de vista: quizás esta fotografía no sea posible hacerla hoy, al menos en los países desarrollados.
Saludos
Hola Odel: antes dejé un comentario y no se grabó. Una pizarra-muro donde la mayor puede hacer de maestra de la pequeña.
Hola José Luis: creo que tienes razón, y no por falta de muros viejos.
Saludos a los dos
¡Ey, dejadme un poco de la pequeña, que yo también me la como!
La pequeñita está de dulce y en su conjunto inspira una gran ternura.
Mi hermana mayor también quería siempre hacer de maestra conmigo ¡se ponía de un pesado!, recuerdo que no le hacía el menor caso y me ponía a jugar.
Claro que si hubiera tenido ese muro...
Besos.
Hola Montse: Imagínate los años que tendrá la niñita si vive, pues unos setenta.
Hacías bien en ponerte a jugar, que con el colegio ya teníamos bastante.
Besos
Doisneau nos deja otro testimonio de la vida cotidiana, en este caso con una enorme ternura.
Este hombre sabía captar toda clase de momentos. Un artista.
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