Paris, los gatos, la noche (1954), de Robert Doisneau
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Este título nombra dos de mis principales intereses, pero hay más: la música, el arte, la psicología, y todas las profesiones u oficios que contribuyen a mejorar las condiciones de vida o el entorno.
17 comentarios:
Nadie les puede enseñar nada de lo que es ser señores.
Cómo fotagriaba este hombre!
¡Qué dignos y elegantes son los gatos! Sí, este hombre hacía unas fotos extraordinarias, NáN.
Hermosa fotografía, compa Elvira; los gatos no me entusiasman demasiado, pero ese fondo difuso vale un potosí, desde luego...
Un abrazo y buena semana.
Me alegra que te guste, Manuel. Buena semana para ti también, y un abrazo
Me gustan los gatos, me gusta la noche y me gusta Paris. Una foto que tiene algo misterioso como si no fuera real, como si fuera teatro. Bueno, la vida es a veces teatro.
Un beso
Sí que es misteriosa, Giovanni. Yo he pensado que quizás Doisneau puso ahí los gatos. Pero le quedó muy bien, fuera como fuese, teatro o realidad.
Un beso
Es una combinación perfecta.
A París le gusta la noche, a los gastos también les gusta la noche y a la noche le gustan París y los gatos.
¿Cómo se puede hacer una foto así de real y de mágica?
Besos.
Jaja, me ha gustado, Montse.
No sé, con mucho arte, desde luego.
Besos
Pues a mí los gatos no me gustan, pero esta foto sí. Me gusta la luz que desprende incluso siendo de noche.
Hola, Cristina: Es verdad que la luz es muy protagonista en esta foto, aunque sea de noche. Es curioso.
Los gatos y las noches,perfecta unión.Es curioso,existen animales más nocturnos que los gatos,por ejemplo,los murciélagos,pero los poemas y las fotografías,incluso los logotipos,se empecinan solamente en los gatos.Yo creo que es porque los gatos son muy canañas,y las noches también lo son.
Besos y un fuerte abrazo.
Hola Francisco: Es que los murciélagos no inspiran poemas o fotos, por lo general, jaja! Son muy feos. Y los gatos además de bellos también son misteriosos y sigilosos, algo que pega con las noches.
Besos y un fuerte abrazo
Recuerdo una canción de Roberto Carlos titulada El gato triste y azul,ya sabes;farolas,la figura oscura y perfilada sobre una tapia.La figura gatuna sigue caminando y vuelve a perfilarse sobre la luna.El gato que mira a través de una ventana contemplado a una pareja haciendo sus cosas.Pero pocas veces lo vemos jugar con un ratón,o cuando están en celo,son terribles.Yo tenía una gata blanca en mi estudio.Se iba y volvía cuando le daba la gana.Silenciosa,misteriosa con esos ojos sobrenaturales.Una vez se enamoró de un gato callejero y me abandonó,ay,todas acaban haciéndolo.Con el tiempo volvió.Estaba que daba pena verla.Debías haberme visto,Elvira,en mitad de la noche le estaba pegando la bronca.Le di de comer y luego volvió a marcharse en una noche de verano.Le vi,mientras estaba escribiendo en mi máquina de escribir.Me asomé a la ventana y ella se perfiló en la luna a través de las viejas terrazas repletas de tendedores de ropa.No la he vuelto a ver nunca más,pero espero su regreso.Quien sabe.
Dicen que los gatos no son de nadie, son muy suyos. Yo creo que si sigue viva volverá cuando le convenga, son muy independientes. Te imagino pegándole la bronca cuando llegó hecha una pena. :-)
Besos
Me olvidaba: a mí me gustaba mucho esa canción de Roberto Carlos. Y La distancia, aunque me guste más cantada por Iva Zanicchi.
Jajaja, qué estupenda foto.
Qué ternura desprenden siempre las imágenes de Doisneau.
Femme en el tejado
Femme en el tejado, con los gatos y el violinista, jajaja!
Besos
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