Ramón Gaya, Acuarela (1973)
Pido disculpas por la mala calidad de la fotografía de esta acuarela. No la he sacado de su marco, y el cristal refleja la cámara digital. El autor me regaló este cuadro en el verano de 1973, junto con un retrato que me hizo cuando pasó unos días en la casa de mis padres en el Alto Ampurdán. Son dos barcas en la playa de Port Llançà, con el mar detrás y montañas al fondo. Para ver mejor la obra de este gran pintor, recomiendo una visita virtual al Museo Ramón Gaya en Murcia
Así como los fragmentos de El Silencio del Arte que he citado anteriormente son una apasionada oda a su maestro Velázquez –palabras profundas y quizás algo radicales, a mi parecer muy interesantes–, el estilo de su pintura, en cambio, es de una serenidad enorme. Esa mirada transparente que él admiraba en Velázquez también aparece en su propia obra. Sus palabras, habladas o escritas, podían ser muy apasionadas, pero su arte es elegante y sereno.
Cuando Ramón Gaya, Rafael Santos Torroella y mi padre hablaban de arte y de todo lo divino y lo humano, yo callaba y escuchaba, como mucho algunas veces preguntaba. Tenía 19 años y estaba estudiando Historia del Arte: era todo un privilegio poder disfrutar y aprender de esas charlas. Me alegro mucho de haber conocido a este gran artista.
Así como los fragmentos de El Silencio del Arte que he citado anteriormente son una apasionada oda a su maestro Velázquez –palabras profundas y quizás algo radicales, a mi parecer muy interesantes–, el estilo de su pintura, en cambio, es de una serenidad enorme. Esa mirada transparente que él admiraba en Velázquez también aparece en su propia obra. Sus palabras, habladas o escritas, podían ser muy apasionadas, pero su arte es elegante y sereno.
Cuando Ramón Gaya, Rafael Santos Torroella y mi padre hablaban de arte y de todo lo divino y lo humano, yo callaba y escuchaba, como mucho algunas veces preguntaba. Tenía 19 años y estaba estudiando Historia del Arte: era todo un privilegio poder disfrutar y aprender de esas charlas. Me alegro mucho de haber conocido a este gran artista.
2 comentarios:
¡Qué suerte haber conocido a Gaya! Me encanta su pintura pero también sus libros sobre arte. Fueron para mí como una revelación. Gracias, Elvira.
Sí que fue una suerte. Era un hombre muy inteligente que hacía observaciones profundas. Gracias a ti, Juan Luis.
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