jueves, 16 de octubre de 2008

Correcciones, perfeccionismo

Afortunadamente se pueden modificar las entradas que publicamos en el blog, y yo lo hago cada vez que encuentro un error o una manera mejor de decir las cosas. Desafortunadamente, cuando decides cambiar una cursiva por ejemplo, se produce muchas veces una reacción en cadena que te cambia automáticamente otras cosas -tamaño de la letra, distancia entre líneas, alineado del texto, etc.- que no has tocado. Irritante.

Así que por un lado me doy prisa en publicar algo cuando me parece que está más o menos bien, pues al guardar la entrada como borrador misteriosamente ocurren cambios fantasmas de nuevo. Pero por otra parte me molesta ver los errores que podrían haberse evitado de haber esperado un poco más. Comprendo que mi lado perfeccionista no me dejaría escribir nada hasta tenerlo todo tan riguroso como una enciclopedia, así que agradezco enormemente las posibilidades de mejora posterior, y así no me paralizo por el miedo al error.

La entrada anterior sobre Georges Stein ha sufrido varios cambios en pocas horas (nunca había encontrado datos tan contradictorios sobre alguien en toda mi vida). Ruego a los lectores que disculpen los errores si leyeron la primera versión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso te pasa por preguntar, querida Elvira. Solicitar al espacio información sobre algún tema equivale a dejar familia, trabajo, aficiones y obligaciones por escudriñar qué hay de verdad en todo lo recibido.

Tu padre repetía frecuentemente una frase: "Lo mejor es enemigo de lo bueno" que, en otra persona parecería defender el conformismo pero que en tu padre equivalía a intentar poner límites a un perfeccionismo improductivo.

Además los errores propios, no buscados, no deseados, no fruto de la ligereza, no irremediables, permiten la participación de otras personas que nos advierten, que nos enseñan y ¿qué más puede enseñarnos que el propio error?

Elvira dijo...

¡Gracias Juanjo! Tus comentarios siempre me interesan. Sí, esa frase me la repito yo también muchas veces, por las mismas razones que él lo decía. Y me gusta realmente que me ayuden a mejorar algo que deseo tener bien hecho. Un primo mío me está ayudando a corregir una entrada que publiqué sobre Alberto Jiménez Fraud, hermano de mi abuelo, pues sabe mucho más de él que yo.