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sábado, 3 de octubre de 2009

Dos frases de Unamuno



-No es raro encontrarse con ladrones que predican contra el robo para que los demás no les hagan la competencia.

-A veces, el silencio es la peor mentira. Miguel de Unamuno

miércoles, 22 de abril de 2009

Unamuno y el deseo de inmortalidad

Sigo con algunos fragmentos del libro que estoy leyendo: Del Sentimiento Trágico de la Vida (Austral, Espasa-Calpe S.A., 2007):

-"Ante este terrible misterio de la inmortalidad, cara a cara de la esfinge, el hombre adopta distintas actitudes y busca de varios modos consolarse de haber nacido... Y han hecho del arte una religión y un remedio para el mal metafísico, y han inventado la monserga del arte por el arte.
Y no les basta. El que os diga que escribe, pinta, esculpe o canta para propio recreo, si da al público lo que hace, miente; miente si firma su escrito, pintura, estatua o canto. Quiere, cuando menos, dejar una sombra de su espíritu, algo que le sobreviva. [...]
Cuando las dudas invaden y nublan la fe en la inmortalidad del alma, cobra brío y doloroso empuje el ansia de perpetuar el nombre y la fama. Y de aquí esa tremenda lucha por singularizarse, por sobrevivir de algún modo en la memoria de los otros y los venideros, esa lucha mil veces más terrible que la lucha por la vida [...].
Una vez satisfecha el hambre, y ésta se satisface pronto, surge la vanidad, la necesidad -que lo es- de imponerse y sobrevivir en otros. El hombre suele entregar la vida por la bolsa, pero entrega la bolsa por la vanidad. Engríese, a falta de algo mejor, hasta de sus flaquezas y miserias, y es como el niño, que con tal de hacerse notar se pavonea con el dedo vendado. ¿Y la vanidad qué es sino ansia de sobrevivirse?
Acontécele al vanidoso lo que al avaro, que toma los medios por los fines, y olvidadizo de éstos, se apega a aquellos en los que se queda... Necesitamos que los demás nos crean superiores a ellos para creernos nosotros tales, y basar en ello nuestra fe en la propia persistencia, por lo menos en la de la fama. Agradecemos más el que se nos encomie el talento con el que defendemos una causa, que no el que se reconozca la verdad o bondad de ella. Una furiosa manía de originalidad sopla por el mundo moderno de los espíritus, y cada cual la pone en una cosa. Preferimos desbarrar con ingenio a acertar con ramplonería. Ya dijo Rousseau en su Emilio: "Aunque estuvieran los filósofos en disposición de descubrir la verdad, ¿quién de entre ellos se interesaría por ella? Sabe cada uno que su sistema no está mejor fundado que el de los otros, pero le sostiene porque es suyo. No hay uno solo que en llegando a conocer lo verdadero y lo falso, no prefiera la mentira que ha hallado que la verdad descubierta por otro. ¿Dónde está el filósofo que no engañase de buen grado, por su gloria, al género humano? ¿Dónde el que en el secreto de su corazón se proponga otro objeto que distinguirse? Con tal de elevarse por encima del vulgo, con tal de borrar el brillo de sus concurrentes, ¿qué más pide? Lo esencial es pensar de otro modo que los demás. Entre los creyentes es ateo; entre los ateos sería creyente"." (p. 92-94)

-"El joven irreverente para con los maestros, al atacarlos, es que se defiende: el iconoclasta o rompeimágenes es un estilita que se erige a sí mismo en imagen, en icono." (p. 95)

-"Cuando el hombre no trabaja para vivir, e irlo pasando, trabaja para sobrevivir." (p. 95)

-"Esa sed de vida eterna apáganla muchos, los sencillos sobre todo, en la fuente de la fe religiosa; pero no a todos es dado beber de ella." (p. 97)

lunes, 20 de abril de 2009

Del Sentimiento Trágico de la Vida

Estoy leyendo Del Sentimiento Trágico de la Vida, de Miguel de Unamuno (Austral, Espasa-Calpe S.A., 2007), y he decidido compartir algunos fragmentos con los lectores de este blog. Seguramente añadiré algunos más a medida que avance en la lectura.

-Nuestra filosofía, esto es, nuestra manera de comprender o no comprender el mundo y la vida, brota de nuestro sentimiento respecto a la vida misma. Y ésta, como todo lo afectivo, tiene raíces subconscientes, inconscientes, tal vez. (p. 50)

-Hegel hizo célebre su aforismo de que todo lo racional es real y todo lo real racional; pero somos muchos los que, no convencidos por Hegel, seguimos creyendo que lo real, lo realmente real, es irracional; que la razón construye sobre las irracionalidades. (p. 52)

-Irle a uno con la embajada de que se haga otro, es irle con la embajada de que deje de ser él. Cada cual defiende su personalidad, y sólo acepta un cambio en su modo de pensar o de sentir en cuanto este cambio pueda entrar en la unidad de su espíritu y engarzar en la continuidad de él; en cuanto ese cambio pueda armonizarse e integrarse con todo el resto de su modo de ser, pensar y sentir, y pueda a la vez enlazarse a sus recuerdos. (p. 56)

-Hay personas, en efecto, que parecen no pensar más que con el cerebro, o con cualquier otro órgano que sea específico para pensar; mientras otros piensan con todo el cuerpo y toda el alma, con la sangre, con el tuétano de los huesos, con el corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida. Y las gentes que no piensan más que con el cerebro, dan en definidores; se hacen profesionales del pensamiento. (p. 60)

-Porque puede uno tener un gran talento, lo que llamamos un gran talento, y ser un estúpido del sentimiento y hasta un imbécil moral. Se han dado casos.
Estos estúpidos afectivos con talento suelen decir que no sirve querer zahondar en lo inconocible ni dar coces contra el aguijón. Es como si se le dijera a uno a quien le han tenido que amputar una pierna, que de nada sirve pensar en ello. Y a todos nos falta algo; sólo que algunos lo sienten y otros no. O hacen como que no lo sienten, y entonces son unos hipócritas.
Un pedante que vió a Solón llorar la muerte de un hijo, le dijo: "¿Para qué lloras así, si eso de nada sirve?". Y el sabio le respondió: "Por eso precisamente, porque no sirve". Claro está que el llorar sirve de algo, aunque no sea más que de desahogo; pero bien se ve el profundo sentido de la respuesta de Solón al impertinente." (p. 62-63)

domingo, 8 de febrero de 2009

Frases de Miguel de Unamuno



-El que tiene fe en sí mismo no necesita que los demás crean en él.

-Lo sabe todo, absolutamente todo. Figúrense lo tonto que será.

-Los satisfechos, los felices, no aman; se duermen en la costumbre.

-Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.

-Todo acto de bondad es una demostración de poderío.

-Es muy triste no sentirse amado, pero es mucho más triste no ser capaz de amar.

-No creo en más revolución que en la interior, en la personal, en el culto a la verdad.

-Hay que buscar la verdad y no la razón de las cosas. Y la verdad se busca con humildad.

-Refinada soberbia es abstenerse de obrar por no exponernos a la crítica.

-A menos pensamiento, pensamiento más tiránico y absorbente.

-Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe.

-La libertad es un bien común y, mientras no participen todos de ella, no serán libres los que se creen tales.

-La mayoría de los que presumen de cambiar de ideas, nunca las han tenido.

-Hay quien por salvar al prójimo lo lleva al matadero.

-El éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano.

-La verdadera ciencia enseña, por encima de todo, a dudar y ser ignorante.

-La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.

-Ahora empiezo a meditar lo que he pensado, y a verle el fondo y el alma, y por eso ahora amo más la soledad, pero aún poco.

-Casi siempre me vi tratado de niño viejo, lo cual me consuela, pues creo que es el mejor camino para llegar a viejo niño.

-Jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será.

-Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.

Miguel de Unamuno (1864-1936)

martes, 3 de febrero de 2009

Autoridad

Cerato (Ceratostigma willmottianum). Foto: Elvira Coderch.

-No creáis en la autoridad de vuestros maestros y sacerdotes. Primero, observad y analizad, y después creed tan solo en aquello que hayáis experimentado vosotros mismos. Buda

-El creer en la autoridad pone en peligro la capacidad de percepción. Anthony de Mello

-No me podéis seguir a mí ni a nadie. El día que sigáis a una persona, dejará de existir la verdad. Jiddu Krishnamurti

-Cree a aquellos que buscan la verdad; duda de los que la han encontrado. André Gide

-Yo he buscado siempre agitar, y a lo sumo sugerir, más que instruir. No vendo pan, sino levadura o fermento. Miguel de Unamuno

-Siempre existe ese curioso deseo de que lo que uno piensa y hace esté de acuerdo con alguna autoridad. Como si se quisiera adoptar alguna base externa al propio juicio y a la propia voluntad a fin de llevar a cabo lo que queremos hacer [...]. Se buscan razones para escurrir el bulto, para responsabilizar a una instancia superior. Alan Watts

-El único tirano al que acepto en este mundo es la queda vocecita que se oye dentro de mí. Gandhi

Citas extraídas del libro: Palabras del Silencio, Editorial Océano (Selección de Elvira Coderch)