lunes, 31 de agosto de 2009

Edward Hopper: Mujer en un tren

Compartimento C, coche 293 (1938), de Edward Hopper.

La mujer está de luto, viene de un entierro en una pequeña localidad del campo, y ahora va a la gran ciudad donde le espera una nueva vida. La muerte de su madre le ha hecho reconsiderar una oferta de trabajo que previamente había rechazado. Por la ventana se ve un puente que enlaza su pasado con el futuro que comienza ahora. Está triste y expectante a la vez.

27 comentarios:

Cristina dijo...

¡Pero qué bueno es Hopper!

Y tu interpretación me ha gustado tanto que ya no se me ocurre nada más.

Elvira dijo...

La historia me la he inventado, no es que sepa qué es lo que Hopper quería narrar.

¿Por qué no me contáis qué os sugiere el cuadro a vosotros, qué historia adivináis tras esta imagen?

Elvira dijo...

Hola Cristina: he borrado mi comentario anterior y he escrito otro que ha salido después del tuyo, porque me dijo una amiga que podía parecer que yo tenía esos datos reales sobre la señora del cuadro.

¡Sí que es bueno Hopper!

pilar en Córdoba dijo...

lo siento Elvira, pero mi imaginación es escasa... y además ya me has condicionado con tu perfecta historia.
de todas formas ¿no han hecho ya la película? :-)

saludos

Elvira dijo...

¿Estás pensando en las varias versiones que hay de la misma historia de dos que se enamoran en un tren?? Una de ellas se llamaba Breve encuentro, y otra versión era con Meryl Streep y Robert de Niro: Enamorarse.

Saludos

Luna dijo...

..y la mía. La titularía: Dos horas de viaje o De Madrid a Santander.

Ya he vuelto.
besos a todos.

Hopper. Su pintura la conocí hace tiempo y me entusiamó

Elvira dijo...

Buen título para tu historia. ¡Bienvenida, Luna!

Yo la conocí hace relativamente poco, había visto algún cuadro antes, pero no había profundizado en su obra hasta ahora.

Besos

NáN dijo...

No se la ve triste ni desesperanzada, como a otros personajes de Hopper. Se acaba de divorciar porque ella lo ha pedido y cierto, va a una gran ciudad, vestida elegantemente, porque primero dependió de su padre y luego de un marido que no la quiso y al que ella dejó de querer. Tiene libertad y dinero suficiente para vivir la aventura con la que soñó de jovencita. Por la ventanilla, a la que no presta atención, queda un paisaje oscuro que va dejando atrás.

Elvira dijo...

Me gusta tu historia, NáN. No, no se la ve desesperanzada como a otros personajes de Hopper. Se la ve segura de sí misma en su soledad. Un beso

Beatrice dijo...

No, no va sóla, alguien se ha levantado de su asiento.
De seguro el marido ha ido al coche comedor a fumar o beber un trago.
Ella, habituada a estos viajes prefiere seguir leyendo.
Elegante, pero sin la desolación de los personajes de Hoppeer.
He ilustrado varias entradas con sus cuadros, me encanta.
Hermoso tu blog Elvira. Un gusto conocerte.

Elvira dijo...

Ah ¡qué bueno! Me encanta leer vuestras historias. Ya me estoy imaginando la pinta que tiene el marido, y lo veo fumando con una copita en la mano en el bar del tren.

Exacto, no hay desolación aquí.

Gracias, Beatriz, el gusto es mutuo y tu blog me encanta. Un beso

Luna dijo...

buenos días:
iba a decir lo mismo que sureando.
No va sóla.Si lo fuese, iría en el asiento de ventanilla. Es instintivo.
Una pierna sobre la otra, es signo de serenidad, por lo tanto no va nerviosa.
el color de su ropa es azul marino al igual que el sombrero, como es rubia, el conjunto es perfecto. Se ha pintado los labios de rojo intenso, el vagón es elegante.
Creo que es un viaje más.
No hay que olvidar que Hopper pinta escenas del día a día, las diferentes lecturas, se la damos los "mirones"

Besos a todos

Elvira dijo...

¡Qué interesante, Luna! Fíjate, a mí me parece que antes iba justo a la ventanilla, pero ahora que ya va anocheciendo, se ha puesto en el otro asiento porque ahí da mejor la luz para leer.

Sí, la ropa puede ser azul en vez de negra. Besos

Luna dijo...

Si te fijas bien, tiene detrás una lámpara. Creo que ni siquiera va leyendo, va ojeando lo que lleva entre las manos.
Antes no quise alargarme.Precisamente lo que hace ese viaje cotidiano es que no mira el maravilloso atardecer.Esta acostumbrada y no le llama la atención.
Siempre he creido, que cada cuadro de él da para una obra de teatro con pocos personajes y mucha intensidad y conflictos.

Nuevo beso de una gran "mirona"

Luna dijo...

Nán, hijopordios.
Vaya lectura de un cuadro.
No digo más que me estoy riendo mucho.
Y encima la palabra es Cosca

Elvira dijo...

Hola Luna:

Sí, había visto esa lámpara, pero me dije: ésa es de las que dan una luz triste, jajaja! Cómo somos. Es muy divertido lo que ve cada uno.

Sí, sus cuadros dan para una obra de teatro intensa.

Me gusta la gente que sabe mirar. Besos

Femmedchocolat dijo...

Que bueno, Elvira!, me encanta cuando la gente se inspira en cuadros para escribir pequeños relatos. Es muy curioso porque, siendo una misma imagen, estoy segura de que cada uno de nosotros hubiéramos escrito algo completamente diferente

Elvira dijo...

Sí, aquí ya ha habido unos cuantos ejemplos, es muy divertido. Me pregunto qué dice cada historia de nosotros. Besos

Montse dijo...

No va leyendo, ha hojeando un folleto como el que hay en el asiento de la ventanilla, que es azul.
No le interesa el precioso atarceder del paisaje porque seguramente le resulta demasiado conocido como para que reclame su atención, si le interesara se habría sentado cerca de la ventanilla. Tampoco le interesa lo que está mirando, que no leyendo.
Va sola, está aburrida y sus labios dibujan una sonrisa que delatan que va pensando en él, por eso se ha vestido tan elegante, para él y cuando se vean un beso sellará su amor y entonces poco importará el viaje, ni el tren, ni el vagón ¡nada la hará volver atrás!.

Un besazo!!!

Elvira dijo...

¡Qué romántico, Montse! Ahora me quiero imaginar al que la espera en la estación. :-) Besos

Jesús Miramón dijo...

Para Elvira, con cariño.

Querida Catherine,

Llegué ayer al faro y el señor O’Connor fue muy amable conmigo. Me mostró la que será nuestra nueva residencia y he de decirte que, a pesar de algunos achaques propios de la edad del edificio, es un lugar encantador. Fue una buena idea que yo viniese primero porque quiero arreglar algunos pequeños detalles antes de que tú vengas. El señor O’Connor afirma que, si por él fuese, no se jubilaría, y me pareció detectar un destello de lágrimas en sus ojos cuando me habló de los años pasados allí con su mujer, que falleció el año pasado. Me preguntó si teníamos hijos y yo le dije que estábamos esperando el primero. Se alegró mucho. “Aquí serán muy felices”, dijo, “es un lugar ideal para los niños: aire sano, naturaleza, la playa, los pájaros, ¿no le parece?”. Antes de que me lo preguntes te diré que también me informó de la existencia de un autobús escolar que recoge a todos los niños que viven en la zona y los traslada al colegio de la ciudad, a poco más de nueve millas de aquí. ¡No vamos a vivir en el fin del mundo, cariño!

Esta mañana llegó el camión de nuestra mudanza. Estaba ayudando a los empleados a descargarlo cuando el señor O’Connor vino a despedirse por última vez. Me contó que se iba a vivir con su hermana, en Vermont. Me dio su dirección y un número de teléfono. “Ahora todo está muy automatizado, no es como cuando yo vine hace tantos años, pero si tiene algún problema no dude en llamarme, conozco cada tuerca y cada cable de este faro como la palma de mi mano”, dijo. Le di las gracias, nos estrechamos las manos, subió a su coche y desapareció en el horizonte.

El lunes iré a buscarte a la estación. Sobre todo pide ayuda para llevar las maletas, piensa que en tu estado no es bueno que hagas esfuerzos. Ardo en deseos de besarte y mostrarte todo esto. Sé que seremos muy dichosos en este lugar.

Tu marido que te quiere,

Louis

Elvira dijo...

Hola Jesús:

Mil gracias por tu relato, me ha gustado muchísimo. También me he enamorado un poco del faro, del Sr. O'Connor y de Louis. :-)

Un beso, escritor!

Io dijo...

Estoy con Cristina. Tu composición ha sido tan inspirada que resulta difícil soslayarla y pensar en una idea nueva.

Además, he cometido el "error" de leer todos los comentarios, a cual mejor, con lo que no me resultará nada fácil imaginar algo sin dejarme influir por tantas y tan acertadas percepciones.

Anyway, allá voy:

Yo también pienso que no viaja sola. Y el tipo que viaja a su lado se ha ausentado sólo por unos momentos. Pero es un desconocido. En otro caso, ella estaría más relajada, no se recogería tanto en su parcela del asiento. A pesar de haberse quedado sola se mantiene así, sin atreverse a invadir ni un centímetro de esa otra mitad del asiento.

Yo estoy contigo en que va de luto, porque no se ha puesto ningún aderezo, ni una gargantilla, ni pendientes, ni pulseras, ni un broche. Y, sin embargo, es una mujer coqueta.

Pero ha sido un mero trámite. Tal vez, el entierro de una persona muy mayor, el abuelo de algún conocido, o un tío lejano. Una ausencia que no le afecta emocionalmente.

Hasta el punto de que ya lo ha olvidado, y ahora centra su atención en los papeles que sostiene sobre sus rodillas. Se trata de una recopilación de poemas. Cuando tomaron el té, tras el entierro, el anfitrión le presentó a un amigo que aspira a ser escritor. Él se quedó algo impresionado al saber que ella trabaja como agente literaria. Y acudió rápidamente a su casa para llevarle el producto de su trabajo.

Ella sólo pudo prometerle que lo leería. Y ahora aprovecha el trayecto en tren para hacerlo, a falta de algo mejor que hacer. "No está mal. Me está gustando. Puede que en estos momentos me sienta más receptiva al romanticismo. Aunque sigo preguntándome si David me estará esperando en la estación. Sería un primer paso hacia algo más..."

Esto es divertidísimo, Elvi. Me encantan todas las historias :)

Besos!

Elvira dijo...

¡Qué bueno! Muchas gracias por tu historia, Io. Hay que ver lo que da de sí un cuadro de Hopper sumado a tantas miradas diferentes. Besos

Kinezoe dijo...

Bonitas piernas... Mi atención se centró esta vez, casi exclusivamente, en la silueta de la mujer. Está tan conseguida... Parece como si de un momento a otro fuera a soltar el folleto que tiene entre las manos y a seguir hojeando el que está sobre el asiento...

Me gustó también la historia con que presentaste la pintura. Encaja a la perfección con lo que se ve en el cuadro.

Abrazos.

Elvira dijo...

Me alegra que te haya gustado la historia. :-)

Y la señora es guapa y elegantona, me gusta.

Abrazos

Kinezoe dijo...

Muy elegante.