domingo, 28 de junio de 2009

La casa más hermosa del mundo

La casa más hermosa del mundo

José Antonio Coderch de Sentmenat, uno de los grandes arquitectos del siglo XX, se parecía, de alguna forma, a Gaudí

Empecemos con un aviso: los arquitectos me parecen gente peligrosa, porque sus creaciones más horrendas no pueden esconderse en un cajón o un almacén. Estamos obligados a verlas o, en el peor de los casos, a vivir dentro de ellas. Quizá debería relativizar lo anterior, dado que en ciertos casos conviene vivir en el edificio más feo del barrio. Se vivirá mal, cierto, pero no habrá que ver el bodrio cada vez que miremos por la ventana.

Existen, por supuesto, arquitectos responsables, preocupados por la gente que habitará sus obras y por la gente que las contemplará cada día. Entre esos arquitectos, algunos son brillantes. Y de vez en cuando aparece un arquitecto único, especial, capaz de crear maravillas con ladrillo.

Quería hablar de la casa más hermosa del mundo. Habrá quien discrepe y afirme que no, que es mejor una de Frank Lloyd Wright, o de Alvar Aalto, o de Oscar Niemeyer, o de cualquier otro. Me parece bien.

La casa más hermosa del mundo fue construida en 1951 en una ladera, sobre la bahía de Caldes d'Estrac, en el Maresme barcelonés. Es una casita unifamiliar, pequeña, de muros blancos. La hizo uno de los grandes arquitectos del siglo XX, José Antonio Coderch de Sentmenat (1913-1984). Fue un arquitecto indudablemente espléndido. En Cataluña es fácil identificar a las personalidades indudablemente espléndidas. Basta con elegir una obra de mérito y comprobar si su autor ha sido homenajeado con una calle que lleva su nombre, o con un gran reconocimiento público, o con algo más o menos importante. Si no es el caso, si el personaje en cuestión ha sido relegado al desván de los antepasados incómodos, tenemos garantías. Con Coderch no caben dudas.

José Antonio Coderch hizo la casa de Caldes por encargo de un gran amigo suyo, el ingeniero Eustaquio Ugalde. La situó junto a un pino de dos troncos (que ahora tiene sólo uno) y la construyó desde dentro, mirando y fotografiando, hasta conseguir un edificio capaz de procurar goce al ojo humano desde cualquier punto de vista, exterior o interior. Los planos originales fueron modificándose hasta convertirse en inútiles. Es una casa en la que tiene sentido cada centímetro cúbico de materia o de aire: el edificio, que suele calificarse de "orgánico", parece haber crecido de forma natural sobre los terraplenes de la ladera. Tuve la oportunidad de visitar la Casa Ugalde hará unos 10 años (es propiedad privada); fue un gran privilegio.

Coderch debió de ser un hombre peculiar. Se parecía, de alguna forma, a Antonio Gaudí. Su texto más conocido, una declaración de principios formulada en 1960 bajo el título No son genios lo que necesitamos ahora, decía: "¿No es curioso también que tengamos aquí, muy cerca, a Gaudí (yo mismo conozco a personas que han trabajado con él) y se hable tanto de su obra, y tan poco de su posición moral y de su dedicación?". A Coderch le interesaban cosas como la moral. Y proclamaba su vocación aristocrática. En el texto ya citado describía la sociedad como una pirámide. Otro párrafo: "Solían decirme mis padres que un caballero, un aristócrata, es la persona que no hace ciertas cosas, aun cuando la ley, la Iglesia y la mayoría las aprueben o las permitan".

Qué valor, proclamar estas ideas en la Barcelona de 1960.

Fue un arquitecto que rehuyó las teorías y las clasificaciones. Se movió entre el racionalismo y el humanismo, aprendió de Aalto, utilizó los elementos arquitectónicos tradicionales (no folclóricos) de cada lugar y defendió "la acción propia y la enseñanza" (en su oficina se formaron profesionales como Correa y Milà) frente al doctrinarismo. No le gustaba difundir sus ideas: temía lo que pudieran hacer sus colegas a partir de ellas.

Evidentemente, Coderch no se dedicó tan sólo a inventar deliciosas casas particulares. Diseñó también los rascacielos más bajitos de España (las Torres Trade, en Barcelona, cuya ondulación acristalada sigue fascinando hoy), bloques de viviendas como los de la Barceloneta o la calle de Juan Sebastian Bach, y centros culturales y académicos como el Instituto Francés o la Escuela de Arquitectura, ambos en Barcelona.

Recomiendo el libro en el que Enric Soria recogió sus conversaciones con Coderch. Sugiero al lector que eche un vistazo en Internet (sigue siendo gratis) a las muchas creaciones de Coderch. Imploro a las nuevas generaciones de arquitectos que estudien la obra de Coderch e investiguen con el máximo interés su "posición moral y su dedicación".

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Nota de Elvira Coderch: En este enlace está la web dedicada a la obra de J.A. Coderch de Sentmenat.

34 comentarios:

Io dijo...

Qué merecido homenaje a la gran figura de tu padre, Elvira!

Me ha gustado especialmente que no se detenga tan sólo en su magnífica obra, sino que resalte aquellas cualidades de su personalidad que le identificaron como un hombre fuera de lo común: su compromiso con el arte, su integridad y, sobre todo, el valor con que mantuvo firme sus ideas en una época en que las ideas poco ortodoxas se guardaban en un cajón.

Imagino lo orgullosa que te sentirás de él, la emoción que te habrá embargado al leer este texto nada menos que en El País.

Lo que no alcanzo a imaginar, porque no llego a tanto, es el orgullo que sentirá él donde quiera que esté al mirar la hija tan extraordinaria que nos regaló.

Por encima de la casa Ugalde, de las Torres Trade o la Barceloneta, su obra maestra, sin duda alguna, eres tú.

Enhorabuena, amiga.

Besos!

Elvira dijo...

Era un hombre muy honesto e íntegro, sí. Con una fuerte personalidad (a veces difícil), pero yo me llevaba muy bien con él.

Sí, me ha gustado mucho este artículo, por eso lo he reproducido aquí.

Gracias por tus cariñosas (y exageradas) palabras, guapa. Con amigas como tú, no me hace falta tener abuela!!!

Besos

María dijo...

No sé que decir, Elvira. Tener un padre así debe de llenar de satisfacción. Felicidades por el articulo.
Un beso.

Elvira dijo...

Muchísimas gracias, María. Besos

Pilar Vidal Clavería dijo...

Hola Elvira,
Que buen artículo, da una idea genial de la personalidad de tu padre y de sus obras, está lleno de sensibilidad y reconocimiento hacía su persona.
Me alegra haberlo podido leer.
Un abrazo

Cristina dijo...

Me ha encantado leer el artículo, y supongo que a ti te habrá hecho muchísima ilusión leerlo.

Muy, muy interesante.

Luna dijo...

Menuda gozada tener un padre así.
Felicidades.
Besos

Elvira dijo...

Hola Pilar: es muy bueno el artículo, está muy bien escrito. Me alegro de que te haya gustado.

Hola Cristina: sí, muchísima ilusión.

Hola Luna: era un hombre muy interesante y muy auténtico. Gracias.

Un abrazo a las tres

Emetorr1714 dijo...

Elvira al principio de entrar en tu blog -el 24 de mayo- y después de mi primer comentario sobre Modigliani, me puse a chafardear algunas entradas anteriores tuyas para conocerte y descubrí Retratos de un fotógrafo y ya me dí cuenta que habías tenido un padre muy importante. Después estuve repasando todas sus obras y descubrí la Casa Ugalde de la que ya tenía alguna referencia.
Este artículo de El País te debe llenar de orgullo. Gracias por compartirlo con nosotros.

Quiero mandarte mi más profunda admiración por tu padre y sin olvidarme de tu hija.

Un fuerte abrazo

Elvira dijo...

Sí que me llena de orgullo. Y mi hija también. Muchas gracias a ti.

Un fuerte abrazo

F.Javier Dorrego Mendez dijo...

Hola Elvira, ha sido muy agradable leer este artículo, sé que tienes que estar muy orgullosa y feliz por tu padre. En cierto modo, a nosotros, a quienes seguimos tu blog, también hace que sintamos alegría y orgullo por tí, por haberte conocido. Un abrazo

Elvira dijo...

¡Qué bonito, Javier! Muchas gracias. Un abrazo

leo dijo...

Me ha gustado saber de ti a través de la historia de tu padre.
Me parece, además, un bonito homenaje.
UN beso grande.

Elvira dijo...

Si que es un bonito homenaje de ese periodista, y yo me he sumado a él. :-)

Otro beso grande para ti.

molinos dijo...

Llevaba desde el domingo queriendo comentar esto, pero no he tenido tiempo.

Siempre leo a Enric González, y el domingo al abrir El País y ver la foto de tu padre me hizo muchísima ilusión. Me alegré por él y por tí. A ver si tengo un rato y busco esa casa taan bonita.

Por cierto si no has leido " Historias de Nueva York" e "Historias de Londres" de Enric González no dejes de hacerlo, te encantarán.

Besos

Elvira dijo...

Muchas gracias, Molinos. Yo tengo alguna foto de esa casa, pero no las que más me gustan. Se publicó un libro precioso sobre la casa Ugalde (dejo un enlace abajo).

Pues sí tengo ganas de leer más cosas de este periodista, aparte de la ilusión que me hizo lo que dice el artículo, es que está muy bien escrito. Creo que te haré caso, sí.

Besos

Coderch Casa Ugalde

Montse dijo...

¡Qué hermoso detalle has tenido al compartir este homenaje con nosotros!
Tu padre debió de ser un gran hombre, sin duda, y allá donde esté ahora estará orgulloso de su hija, no sólo por este artículo que nos haces llegar, no por este blog por el que vemos cosas bellas a través de tu mirada. Estará orgulloso de tí, porque eres una persona maravillosa y sensible como él.
Te queremos y nos hace felices compartir este homenaje.
Mil besos.

Elvira dijo...

I love you too! Muchas gracias y mil besos, guapa!!

El Doctor dijo...

Magnífico,de tal palo tal astilla.Me ha sorprendido,de veras,este texto tan hermoso.

Besos.

Elvira dijo...

Muchas gracias, Francisco. Está magníficamente escrito, sí.

Besos

Anónimo dijo...

He tenido el placer de "tropezar" con este blog. Repasando la Obra de Coderch, genial como siempre. A veces me quedo por un tiempo "estancado", atracado en fasetas de los proyectos de los Grandes Profesionales. Pues ahorita estoy disfrutando de los objetos y no las construcciones. Bellas chimeneas y bellas lamparas todas ellas. Identifico un fuerte carácter y una sublime sensibilidad. Qué bello.

Elvira dijo...

Muchas gracias, Anónimo. Saludos

Anónimo dijo...

Siempre le tuveun gran aprecio a José Antoniao y esa impresión literal de moral e inteligencia que dejo en mi mente hasta hoy se mantiene vigente. Una gran persona, una gran arquitecura, muy doméstica, muy sensible, muy precisa, muy humana sobretodo,y reconociendo en cada momento que nada es perfecto y que todo se puede mejorar con el tiempo sobretodo. Sus fotografías me gustan mucho también que para mi son parte de todo lo que contiene su arquitecura. He mirado y he seguido su obra desde que tropecé con el.
Ójala algún día lo hubiese conocido.
Que grande!

Elvira dijo...

¡Muchas gracias, anónimo! Era una arquitectura muy doméstica, es cierto, y también es verdad que reconocía que todas sus obras eran mejorables. Recuerdo que cuando daba un proyecto por acabado decía algo así: está correcto; yo ya no sé más.

Saludos

silvia zappia dijo...

de tal padre tal hija.

besos,Elvira*

(dónde podré ver fotos de esa casa?las hay en tu blog?)

Elvira dijo...

Gracias, Rayuela, pero ya quisiera yo ser tan artista como él. :-)

No, no la he puesto en el blog porque no he visitado la casa desde que era niña, y no tengo fotos mías. Hay un libro con unas fotografías divinas, lo verás en esta página:

Coderch Casa Ugalde

Besos**

adela dijo...

Hasta ahora no había tenido la ocasión de leer ese artículo tan bien escrito sobre tu padre. Estarás muy orgullosa de él, como él lo estaría de tí!!
La casa parece muy moderna, y él tenía una visión muy actual.Me gusta, lo poco que se ve de ella.
un beso

Elvira dijo...

Hola Adelaida: me alegra que te haya gustado este artículo, a mí me encantó. Sí que estoy muy orgullosa de él.
La casa Ugalde es del año 1951, muy moderna, realmente. ¡Ojalá pueda visitarla un año de estos!

Un beso

silvia zappia dijo...

ya ví la casa!es bonita!

gracias,Elvira!

mil besos*

Elvira dijo...

Bueno, en la tapa no se ve gran cosa, pero el libro es una pasada.

Gracias a ti y besos!!

Arquidea dijo...

Cuando a los estudiantes de arquitectura nos inician en el análisis de proyectos, uno de los primeros referentes que se muestran es José Antonio Coderch.

Al principio y a simple vista solo ves una casa que se ve "bonita", luego conforme avanzas dentro del análisis se convierte casi en una obsesión. Que maravilla sería poder hablar con Coderch y que te explicase de buena mano todas aquellas preguntas que surgen durante el análisis de la Casa Ugalde.

Gracias Elvira por el artículo y a tu padre por su legado.

Elvira dijo...

Gracias a ti por tus palabras y bienvenid@ al blog!!

Jesús dijo...

Pasa el tiempo y leer este artículo siempre resulta un placer. Un breve artículo nos muestra la grandeza del Sr. Coderch. No soy arquitecto, ni entiendo de ello, pero no necesito tener ese tipo de conocimientos para quedarme boquiabierto ante algunas de sus obras, y más si tenemos en cuenta el tiempo que hace desde que el Sr.Coderch las proyectó en su cabeza. Son obras que perduran en el tiempo y que hacen que su autor no pueda ni deba caer en el olvido colectivo.
Un abrazo Sra. Elvira y todos mis respetos a tan grande figura.

Elvira dijo...

¡Muchas gracias, Jesús! Un cordial saludo.