Escultura griega del período helenístico de autor desconocido.
Cuando fui al Louvre estaba muy preparada para admirar la Victoria de Samotracia, escultura bellísima del mismo período, pero debo decir que las fotografías no hacen honor a la Venus de Milo. Siendo menos espectacular que la Niké de Samotracia, tiene una armonía tranquila que te impregna según la vas rodeando y viendo desde distintos ángulos.
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