Este título nombra dos de mis principales intereses, pero hay más: la música, el arte, la psicología, y todas las profesiones u oficios que contribuyen a mejorar las condiciones de vida o el entorno.
sábado, 12 de septiembre de 2009
Utamaro (IV)
Mujer empolvándose el cuello (c. 1790), de Kitagawa Utamaro (1753-1806), Musée Guimet, París
en aquellos tiempos, también las occidentales se blanqueaban el cutis todo lo que podían, estar quemada por el sol significaba ser campesina¡¡¡ qué horror... jajaja
muy sugerente y sensual el cuello cuando queda al descubierto, y más con moño.
a mí es que me gustan los moños, será porque nunca los llevé:)
Yo creía que aquí sólo se tapaban la cara para no ponerse morenas, ah, y dicen que tomaban vinagre para estar más pálidas (arghh!), pero no sabía que se untaran nada para blanquear el cutis.
Yo sí que llevé de joven, tenía una melena hasta la cintura, y a veces me la recogía en un moño bajo, estilo gitana (será por mi sangre andaluza, jaja!).
estoy mirando el moño del cuadro y es que parece que con un solo dedo va a sacar el palito y todo el pelo largo y sedoso (como los de los anuncios de champú, jajaja), le va a caer sobre la espalda...
creo que se echaban polvos de talco en la cara, cosas de los cánones de belleza:)
aquí después del agosto infernal, nos parecé hoy fresquísimo¡¡¡
Desde siempre, el ideal de belleza de las mujeres orientales ha sido tener la piel blanquísima, por eso, se cubren el rostro con sombrillas. También, en la época del Romántico, las mujeres, bebían vinagre (que mata los glóbulos rojos) para conseguir esa blancura tan deseada que estaba de moda.
Los moños de las japonesitas son un primor, con esas agujas que los atraviesan y que, ellas colocan con tanta gracia. El cuadro, es tan sencillo...¡Qué "requetemono"!.... Un abrazo.
Sí, antes de conocer el título del grabado (me costó un poco encontrarlo) estuve a punto de poner "Geisha untándose cosméticos delante de un espejo". Besos
¿Cómo te encuentras? Gracias por avisarme. Confieso que deseaba poner esta imagen en mi blog, esta y la de la chica con el kimono azul (cuyo autor no recuerdo), pero, como siempre, mi vida de “mujer moderna” no me deja tiempo para nada. Eso y que, en los últimos tiempos, he estado centrada en el tema colegio. Mi chiquitín ha empezado estos días el “cole de mayores”. En nuestro caso el tema cole ha sido una auténtica odisea por diversos motivos, pero al final creo que será un buen centro, o al menos esa es la esperanza de todas las madres con las que he hablado. Como no he cumplido mi propósito inicial de mostrar el grabado en mi blog, aunque tal vez lo haga por aquello que mencionaste en una ocasión de decorar nuestra “segunda casa” a nuestro gusto, permíteme un breve comentario. Para mí la escena es sumamente sensual, seductora sin mostrar nada salvo un cuello, una parte sumamente sensible, y una mano que, más que untar un cosmético, acaricia la piel con delicadeza. Tal vez en la ausencia, en el deseo vano, de las caricias de un ser amado. El moño, el pelo recogido, deja “desnuda” la nuca, la libra de las vestiduras, alias cabellera, con la que suele cubrirse en las occidentales. (¿Estoy hoy un tanto redicha? ¿Tal vez soñadora?) Como ya te comenté, el rostro reflejado en el espejo me sobra, me “estorba” porque me resulta inexpresivo. En mi opinión, le resta encanto.
Por cierto, lo que quería decir antes era "un inexistente ser amado". Mi idea, mi interpretación, es que ella no tendría a nadie que la amara y soñaría mientras se extiende los polvos. Por eso echo en falta una cara soñadora, un rostro que expresara, que convirtiera algo, en teoría, monótono de su vida, prepararse para agradar a los clientes, en un momento especial, privado.
Es una imagen muy delicada y sensual. Me encanta ver como las mujeres orientales se empolvan la cara y evitan el sol todo lo posible.
ResponderEliminarUn beso
Sí que lo es. Tengo entendido que se untaban polvos de arroz en la cara para mostrar un cutis más blanco. Hoy día no creo que lo hagan. Un beso
ResponderEliminaren aquellos tiempos, también las occidentales se blanqueaban el cutis todo lo que podían, estar quemada por el sol significaba ser campesina¡¡¡ qué horror... jajaja
ResponderEliminarmuy sugerente y sensual el cuello cuando queda al descubierto, y más con moño.
a mí es que me gustan los moños, será porque nunca los llevé:)
saludos fresquitos desde el sur
Yo creía que aquí sólo se tapaban la cara para no ponerse morenas, ah, y dicen que tomaban vinagre para estar más pálidas (arghh!), pero no sabía que se untaran nada para blanquear el cutis.
ResponderEliminarYo sí que llevé de joven, tenía una melena hasta la cintura, y a veces me la recogía en un moño bajo, estilo gitana (será por mi sangre andaluza, jaja!).
Saludos con una temperatura ideal
estoy mirando el moño del cuadro y es que parece que con un solo dedo va a sacar el palito y todo el pelo largo y sedoso (como los de los anuncios de champú, jajaja), le va a caer sobre la espalda...
ResponderEliminarcreo que se echaban polvos de talco en la cara, cosas de los cánones de belleza:)
aquí después del agosto infernal, nos parecé hoy fresquísimo¡¡¡
besos
Ah, ¡qué gracia la imagen del pelo! Es verdad, ahora me suena haber oído lo de los polvos de talco. Besos
ResponderEliminarDesde siempre, el ideal de belleza de las mujeres orientales ha sido tener la piel blanquísima, por eso, se cubren el rostro con sombrillas.
ResponderEliminarTambién, en la época del Romántico, las mujeres, bebían vinagre (que mata los glóbulos rojos) para conseguir esa blancura tan deseada que estaba de moda.
Los moños de las japonesitas son un primor, con esas agujas que los atraviesan y que, ellas colocan con tanta gracia.
El cuadro, es tan sencillo...¡Qué "requetemono"!....
Un abrazo.
Sí, había oído que beber vinagre da anemia y por eso se queda el rostro más pálido. ¡Que triste!
ResponderEliminarUn cuadro muy coqueto, sin nada de cursilería. Un abrazo
Delicada y sensual,que imagen mas bonita
ResponderEliminarHola Odel, estamos de acuerdo. :-)
ResponderEliminarEl arte oriental es tan explícito en lo que se calla.... Besos, querida.
ResponderEliminarYo no sé si tú ves lo mismo que yo veo. Besos, guapa
ResponderEliminarCreo, no estoy muy segura que las que se empolvaban la cara, eran las gehisas.
ResponderEliminarBesos
Sí, antes de conocer el título del grabado (me costó un poco encontrarlo) estuve a punto de poner "Geisha untándose cosméticos delante de un espejo". Besos
ResponderEliminarBuenos días Elvira,
ResponderEliminar¿Cómo te encuentras?
Gracias por avisarme.
Confieso que deseaba poner esta imagen en mi blog, esta y la de la chica con el kimono azul (cuyo autor no recuerdo), pero, como siempre, mi vida de “mujer moderna” no me deja tiempo para nada. Eso y que, en los últimos tiempos, he estado centrada en el tema colegio. Mi chiquitín ha empezado estos días el “cole de mayores”. En nuestro caso el tema cole ha sido una auténtica odisea por diversos motivos, pero al final creo que será un buen centro, o al menos esa es la esperanza de todas las madres con las que he hablado.
Como no he cumplido mi propósito inicial de mostrar el grabado en mi blog, aunque tal vez lo haga por aquello que mencionaste en una ocasión de decorar nuestra “segunda casa” a nuestro gusto, permíteme un breve comentario. Para mí la escena es sumamente sensual, seductora sin mostrar nada salvo un cuello, una parte sumamente sensible, y una mano que, más que untar un cosmético, acaricia la piel con delicadeza. Tal vez en la ausencia, en el deseo vano, de las caricias de un ser amado. El moño, el pelo recogido, deja “desnuda” la nuca, la libra de las vestiduras, alias cabellera, con la que suele cubrirse en las occidentales. (¿Estoy hoy un tanto redicha? ¿Tal vez soñadora?) Como ya te comenté, el rostro reflejado en el espejo me sobra, me “estorba” porque me resulta inexpresivo. En mi opinión, le resta encanto.
Besos
Hola Katha:
ResponderEliminarSi es una geisha, se arregla para agradar a los hombres que atenderá. Pero quizás sí que está soñando con alguien especial.
A mí sí me gusta que salga el rostro en el espejo, aunque no sea muy expresivo. Me completa la composición de la escena.
Me ha gustado tu comentario, gracias y besos
PD: La salud... se hace lo que se puede, gracias por preguntar!
Hola Elvira,
ResponderEliminarSí, el rostro en el espejo completa la escena, pero no me gusta este. Hubiera preferido una cara soñadora, una cara perdida en su mundo...
CHAO
Por cierto, lo que quería decir antes era "un inexistente ser amado". Mi idea, mi interpretación, es que ella no tendría a nadie que la amara y soñaría mientras se extiende los polvos. Por eso echo en falta una cara soñadora, un rostro que expresara, que convirtiera algo, en teoría, monótono de su vida, prepararse para agradar a los clientes, en un momento especial, privado.
ResponderEliminarTe entiendo, Katha, es interesante lo que ves en ese cuadro. Un beso
ResponderEliminarSupongo que en los cuadros valen muchas interpretaciones, tantas como gente los contempla. ¿Cuál sería la del autor?
ResponderEliminarCúidate.