Paseo a orillas del mar (1909), de Joaquín Sorolla, Museo Sorolla
En esta magnífica obra de Joaquín Sorolla vemos a su mujer y la hija mayor del pintor -las dos Clotildes- paseando por la playa. Podemos ver y sentir el viento en los ropajes, la sombrilla y en el agua del mar. La luz del Mediterráneo captada por su mejor "retratista". La composición es curiosa, siempre me ha llamado la atención que en varios cuadros de Sorolla las cabezas de los protagonistas están rozando el marco superior o incluso cortadas, habiendo espacio más que suficiente en la parte inferior del cuadro (ver El Balandrito). Sin embargo eso no disminuye la calidad ni empeora la composición. Sólo los grandes artistas pueden saltarse las normas y seguirnos maravillando, aún más si cabe.
Que maravilla! Tu sabes que cuando veo el mar me alegro ! Y esas mujeres de blanco ... parece uno de mis mejores suenos. Lo que dices del uso del espacio es verdad, es estrano. He leìdo mucho acerca del uso del espacio de los ninos en el papel...y eso de suspender las figuras (un arbol también) dibujandolas en la mitad del papel es un signo de pocas raices, de poca seguridad en si mismo, de pocas certezas. No sé si me entiendes ... mi espanol! Como me gustarìa poder decir mas y mejor.
ResponderEliminarHola Maria Grazia: te has explicado perfectamente, pero ya sabes que si no te sale en español, usas el inglés y ya está. Es posible que te entendiera también en italiano... al conocer tres lenguas latinas (castellano, catalán y francés) hay muchísimas palabras que se parecen, si no a una, a otra lengua. Cuando fui a Italia entendía mucho, no todo, claro. Y yo iba con mi librito de frases, para pedir las cosas educadamente, jaja!
ResponderEliminarNo sé si Sorolla tendría poca seguridad en sí mismo, la verdad. Lo que sí he leído en Wikipedia es que realizó este cuadro después de volver de varias exposiciones en USA donde tuvo mucho éxito. Así que debía tener la autoestima alta, supongo.
Qué maravilla de cuadro, verdad? qué ligererza y qué fantástica sensación de playa de luz , de sol y de brisa .. Es fantástico.
ResponderEliminarUn besote, Elvira
De lo mejor que hay. Besos ^_^
ResponderEliminarMe parece magico leerte desde esta parcela de playa de Mediterraneo y enfrente justo de la casa que ocupo su ilustre amigo, Blasco Ibañez y encontrarte. Y a mi lienzo preferido. No os perdais la exposicion de su Vision de España. Es apabullante.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu sensibilidad. Eres un descanso para los ojos.
Saludos.
Hola Fea, bienvenida. Me alegro de que disfrutes de un lugar tan bonito. No me extraña que éste sea tu lienzo preferido. Vi esa exposición cuando estuvo en Barcelona e hice fotos que publiqué en el blog.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tus palabras! Saludos
Sorolla para mí es la luz y si además es el viento, como en esta obra, nos deja palpar el Mediterráneo.
ResponderEliminarEs estupenda esta imagen que nos da el frescor del atardecer en un final de verano.
Un abrazo cálido para ti.
Sí lo es. Gracias por tu comentario, Pilar. Un abrazo mediterráneo para ti
ResponderEliminarimpresionante la luz¡¡¡ en la sombrilla, sobre el blanco...
ResponderEliminarpero como en el resto de su obra, también me captan la atención esas posturas que expresan mucho más de lo que parece.
muy curioso lo de la irregularidad en el encuadre, un capricho de artista, que es muy propio de los genios :)
o bien pensado para darle mayor espontaneidad a su trabajo... ??
besos
Hola Pilar:
ResponderEliminarEsas posturas son muy elegantes. A saber si fue algo pensado o espontáneo, pero el resultado es genial.
Besos
Siempre encuentro este cuadro de lo más refrescante, tienes razón en que casi se siente la brisa marina.
ResponderEliminarY más que una suave brisa parece un viento algo más fuerte. Casi noto el olor del mar, jaja!
ResponderEliminarPara variar, me gusta mucho Sorolla. Tengo su museo muy cerquita de mi casa (el palacete donde vivió en Madrid) y he ido en varias ocasiones: es un lugar encantador.
ResponderEliminarBesos
Sorolla no es uno de mis pintores preferidos, pero has escogido una gran obra y se agradece.
ResponderEliminarHola Leo: sí, somos muchos sus admiradores. A mí sus escenas junto al mar me gustan especialmente. Suerte tienes de tenerlo tan cerca. Besos
ResponderEliminarHola Jesús: Bienvenido. Me alegra haber acertado con esta obra (no tiene mucho mérito por mi parte, creo que a todos nos gusta). Saludos
ResponderEliminarSiempre he pensado que una de las ventajas de compartir tu vida con un artista es que puedes saber algo que todo el que quiere a alguien, alguna vez ha pensado, ¿cómo me verá?
ResponderEliminarEste es uno de mis cuadros favoritos de Sorolla, como sabes, no sólo por la luz y el movimiento, y esos vestidos que parecen tan reales, sino porque es uno de los cuadros que le dedicó a su mujer, a la que por lo que he leído adoraba, y ese amor se refleja en el cuadro.
Entre tanto genio, de la pintura, la música, la literatura, que como personas dejaban bastante que desear, en especial en el trato con la familia, es reconfortante encontrar a personas como Sorolla que confirman que la genialidad no está reñida con determinados sentimientos que comparten con el resto de los mortales.
Por cierto, con la de veces que he visto los cuadros de Sorolla y nunca me había fijado en lo que comentas del “desencuadre” de los protagonistas de sus cuadros.
Un beso
Hola Vivian:
ResponderEliminarNo pasa en todos los cuadros, pero sí en algunos.
Lo que dices de Sorolla es muy bonito, yo no sabía apenas nada de su vida privada, pero sí me había dado cuenta de que su mujer era muy guapa y elegante. Está claro que su marido la veía estupenda.
Un beso
Vivian: Si miras la entrada anterior de Sorolla, Niños en la Playa, verás los siguientes cuadros en los que se puede observar esta composición de la que hablo:
ResponderEliminarEl Baño, El Baño del caballo, El niño de la barquita, La hora del baño (1909), Niños en la playa (1910), Saliendo del Baño, Al agua. Incluso en el último cuadro un poco también: Niña entrando en el baño.
Otro beso
Gran observación,mi querida Elvira.Te voy a contar una historia referente a los espacios y encuadramiento de los grandes pintores.
ResponderEliminarEl gran Luís Buñuel estaba rodando las primeras escenas de su película Tristana.En ella salen unos niños jugando a la pelota y el director aragonés los tenía encuadrados de tal modo que cortaba las piernas de los niños hasta las rodillas.En la jerga cinematográfica,esto se considera un error,y el director de fotografía le dijo muy indignado:"¡Pero que está haciendo usted!¡Las piernas de los niños salen cortadas!".Buñuel,que era un gran amante de la pintura,le respondió:"No veo que esto sea nada nuevo ni erróneo." "¡Cómo que no!".Buñuel le respondió que el gran pintor inglés Anthony van Dick del siglo XVI ya realizaba figuras cortadas hasta las rodillas.El director de fotografía (Figueroa)no quedó del todo satisfecho.Pasaron unos días y Buñuel se presentó en el plató con una reproducción de un cuadro de van Dick.A partir de ese momento,Figueroa respetó a Buñuel y cambió su manera de percibir las cosas.
Te cuento todo esto,porque creo que Sorrolla buscaba algo más.
Besos y un fuerte abrazo.
Qué curioso que justo cuando estaban jugando a la pelota les cortara hasta las rodillas, imagino que estarían jugando con las manos, porque de lo contrario no se vería el juego.
ResponderEliminarEs que no hay que tener ideas rígidas de cómo se han de hacer las cosas, aunque ciertas normas generales nos ayuden a no meter la pata especialmente en nuestros principios. Pero cuando se domina un tema, se pueden saltar las normas.
Tú siempre aportas datos interesantes. :-)
Besos y un fuerte abrazo