Habitación de hotel (1931), de
Edward Hopper, Museo Thyssen Bornemisza
Estoy tan cansada que ni siquiera puedo deshacer las maletas. ¿Por qué no me echo y descanso? No sé... es absurdo estar aquí, leyendo la carta una y otra vez, en esta postura incómoda, pero si me echo y me duermo temo no despertar a tiempo, y tengo que ir a esa maldita reunión con el abogado a las 8.
(Riiiiing!!!!) El teléfono. ¿Quién será? Casi nadie sabe que estoy aquí. ¿Diga?
Sé que es un comentario horrible para inaugurar el post..pero la ropa interior color carne de la mujer enlaza con mi post de hoy.
ResponderEliminar:)
Acabo de leerlo, jajaja! Te recomiendo que leas las historias que me han escrito los amigos que visitan este blog en la entrada de la mujer en el tren, del cuadro de Hopper. Fantásticas. :-)
ResponderEliminarA ver si os animáis a escribir vuestra historia, como con la mujer del tren. :-)
ResponderEliminarSigo sin poder creerme que me haya sucedido esto. Y tener que marcharme así... tener que abandonar de pronto mi vida, mis proyectos, mis sueños, cuando menos lo esperaba...
ResponderEliminarAhora que parecía que la suerte estaba de mi lado... y una dichosa carta lo ha truncado todo.
Las yemas de sus dedos acarician el papel. El resto de ella parece ignorar que sus manos estén sujetando algo.
* Me encanta este juego. Quiero más :)
Besos!
Tú la ves a punto de partir, yo recién llegada. Al principio creía que tenía un libro entre las manos, pero es una hoja. Me encanta leer vuestras historias, es muy divertido.
ResponderEliminarBesos!
Y aquí estoy yo, escribiendo mi guión mientras intento leer palabras de otros.
ResponderEliminarDuele, duele que jode, pero el precio de sentirse libre nunca pensé que fuese leve.
Me siento dueña de mis maletas, de mis pasos, de mi vida y, de momento, no necesito hogar, sólo un techo. Habitaciones y lugares donde ir dejando aquella pereza que me podía y que cada vez me puede menos.
Sí, esa pereza que es desacuerdo con la propia vida. Está claro que lleva un peso sobre los hombros.
ResponderEliminarBuena historia, Chusa. ¡Gracias!
Gracias a ti por ofrecernos este estupendo juego. Me recuerda a tu entrada sobre Robert Doisneau y las distintas miradas.
ResponderEliminarBesos!
Las distintas miradas son muy interesantes. Besos!
ResponderEliminarEso,eso.Id escribiendo.
ResponderEliminarLa del ringgg, ringgg ¿Donde está el teléfono? jajaja.
Conozco el cuadro, lo he visto varias veces en el museo.
El teléfono está en el mueble de la derecha. ¡Qué poca imaginación! :-)
ResponderEliminarBesos
PD: A ver si te animas y nos cuentas la tuya
A ver, ahora que tengo un ratito te voy a comentar por qué la veo a punto de partir.
ResponderEliminarEn primer lugar, el vestido sobre el sillón. Está pulcramente doblado, y no tiene arrugas. No es la ropa que se acaba de quitar. Es la que se va a poner.
Ha elegido ese vestido, lo ha dejado sobre el sillón y se ha puesto a hacer el equipaje en ropa interior, para meter todo en la maleta, incluso lo que llevaba puesto. Una vez que ha terminado, ha colocado las maletas en el suelo. Fíjate qué simétricas están. Es una mujer muy organizada. Y como ha visto que le sobraba tiempo, se ha sentado a releer la dichosa carta, y a terminar de creerse todo lo que le está sucediendo.
Si acabase de llegar... Bueno, si fuese yo, llego, dejo las maletas en el suelo, me desnudo y ¿Paso por encima de las maletas para dejar la ropa en el sillón tan dobladita? En ese caso, yo hubiese cogido la maleta más grande y la hubiese puesto sobre la cama, para dejar paso y porque es lo primero que hago cuando llego a un hotel, dejar la maleta sobre una superficie horizontal para abrirla.
Bueno, habría que escuchar la versión de Hopper para salir de dudas, pero no creo que entre a comentar :)
Besos! Me sigue encantando este juego.
Fíjate, Io, para mí la puerta de la habitación está donde se encuentra el pintor, y ha dejado las maletas al fondo a la derecha donde no molestan porque no se pasa por ahí. Me gusta tanto tu historia como la mía. :-)
ResponderEliminarBesos
Y la de Chusa, faltaría más!!!
ResponderEliminarYo también creo que la puerta está donde dices.
ResponderEliminarMe gusta mucho este juego. A parte de las historias que se pueden desencadenar, te induce a analizar la pintura a fondo.
Besos!
Me acabo de duchar. 31 grados. ¡Qué calor!
Sí, yo veía un libro y tú me has hecho ver que no, que era una cuartilla. 31 grados, buffff!
ResponderEliminarBesos
Acaba de llegar, sino tendría la cama deshecha de haber dormido en ella.
ResponderEliminarAcaba de llegar y tiene todas las cosas bien puestas porque es una mujer ordenada (madre de familia seguro) y la necesita para vestirse de nuevo cuando se levante por la mañana.
Ha abandonado a su familia, a su esposo y a sus hijos para empezar una nueva vida y ha llegado a ese Hotel, se ha quitado la ropa ¡hace tanto calor, uf!
Ahora, triste y apesadumbrada, lee la carta que había escrito para dejarla encima de la cómoda. Pero no ha tenido valor, ni siquiera ahora lo tiene y aún se pregunta ¿Y si vuelvo?.
No se darán cuenta, se dice, apenas hace una hora así que si vuelvo no habrá pasado nada. Nunca lo sabrán ¡aún estoy a tiempo!
Por favor, por favor ¿qué puedo hacer?
¡Qué buena, Montse! Me ha encantado. Un beso
ResponderEliminar¡Uy, siempre olvido algo!
ResponderEliminarElvira este juego es genial, me encanta y además, como dice Io, se aprecia cada milímetro de la obra y cada personaje adquiere vida.
Yo creo que si Hopper pudiera leer todo esto se quedaría fascinado!
Un besito para todos!!
Sí, a lo mejor a Hopper le haría gracia ver el interés que despierta su obra y cómo vuela la imaginación al ver sus cuadros. Es bonito. Besos
ResponderEliminarPrecioso cuadro y precioso texto que sinsetiza las mil y una historias de una imagen,de nuestra imagen desolada a solas con nosotros mismos.
ResponderEliminarBesos y un fuerte abrazo.
Gracias, querido Francisco. Con los cuadros de Hopper la imaginación vuela.
ResponderEliminarBesos y un fuerte abrazo
Este creo que lo conocía. Me suena haberlo visto en alguna parte.
ResponderEliminarLa soledad de una habitación de hotel. Su frialdad, solo perturbada por el desorden que provocó su nuevo inquilino. El tedio, el más absoluto de los tedios... Es aplastante, demoledor.
Me gusta :-).
Más abrazos.
Hola Kine: Está en el Thyssen de Madrid.
ResponderEliminarLo bueno de las habitaciones de hotel es que cuando vas de viaje estás emocionada por todas las cosas que vas a ver en ese nuevo lugar. Pero esta chica parece tener problemas, desde luego. No creo que sea una turista, no.
Abrazos
No, no lo vi en el Thyssen, de eso estoy seguro. Nunca estuve allí, pero gracias por la información. Lo ignoraba.
ResponderEliminarHasta luego! ;-)