Este título nombra dos de mis principales intereses, pero hay más: la música, el arte, la psicología, y todas las profesiones u oficios que contribuyen a mejorar las condiciones de vida o el entorno.
lunes, 2 de febrero de 2009
Hokusai (V)
Templo de Honganji en Asakusa (c. 1830) Katsushika Hokusai (1760-1849) - 36 Vistas del Monte Fuji
... y además, con la naturaleza en el sentido más ampio y su contemplación como elemento constante de inspiración en el más genuino estilo oriental. Como nos gusta a los occidentales.
Pega mucho en tu blog, Elvira, además de los colores. A mi me gustaría vivir en una aldea de Japón, bajo un cerezo milenario, es uno de mis sueños de vaca ¿te apuntas? :-)
Uno de esos documentales que veo en la 2, era sobre el último año que una pareja de ancianos cultivaba el arroz. Después de recoger la cosecha dejarían la aldea para irse a vivir con uno de sus hijos. Los dos nos contaron como habían vivido y cultivado la tierra como sus antepasados, también nos mostraron la belleza de un cerezo gigantesco que databan en casi mil años, y cómo alguna gente de las ciudades venían a la aldea a verlo florecer. Incluso lo sacaban en la tele. Hablaban de su modo de vida, de su integración en las estaciones y en la naturaleza, hablaban de la familia, de la belleza, de la salud, mientras compartían su última siembra con los reporteros. El árbol de una belleza abrumadora hacía de aquella aldea un lugar bellísimo. Recogieron la cosecha y se fueron. El árbol no volvió a florecer con la intensidad que lo hacía, hasta creo recodar que dejó de hacerlo. Las causas, la vejez, las visitas, pero en el corazón te quedaba plantada la sospecha de que el sustento de aquel árbol era la vida que llevaban haciendo los habitantes de aquella casa durante un milenio. Cultivar arroz y no contaminar. Hace mucho que lo vi, y lo mismo me invento algo, pero el recuerdo que tengo es que el árbol acababa por morir y la pareja de viejos volvía a vistarlo o algo así...
Hola Rubén: muy de acuerdo con lo que dices. Los fotógrafos también os retratáis al mostrarnos vuestra mirada a la realidad en vuestras fotos. Qué momento elegís, con qué encuadre, qué detalle os llama la atención, etc. Hay poesía, elegancia y belleza en tus fotos. Las aderezas con texto y con música, pero lo que más me gusta siempre son tus imágenes. Un abrazo
Y fantástico que es, ya lo creo. Todo un hito en el mundo de la ilustración, que marcó via para otros. Incluso en el ámbito de la no ilustración.
ResponderEliminarUn abrazo
Soy una fan!! Un abrazo
ResponderEliminarAh, si?, ¡ qué curioso! La verdad que es estupendo
ResponderEliminar^_^
... y además, con la naturaleza en el sentido más ampio y su contemplación como elemento constante de inspiración en el más genuino estilo oriental. Como nos gusta a los occidentales.
ResponderEliminarPreciosa imagen para endulzar un lunes lluvioso.
ResponderEliminarEsos tonos transmiten mucha serenidad.
Mil besos!
Hola Araceli: ya sabes que me gusta tu mirada artística. También soy fan de tus fotos!
ResponderEliminarHola Io: Sí, a mí me pasa lo mismo con los tonos de esta imagen. Y además pegan con mi blog, jaja! Muchos besos!
ResponderEliminarPega mucho en tu blog, Elvira, además de los colores.
ResponderEliminarA mi me gustaría vivir en una aldea de Japón, bajo un cerezo milenario, es uno de mis sueños de vaca ¿te apuntas? :-)
Suena genial, Chusa. Aunque echaría de menos el Mediterráneo (no sé qué me da, que no puedo vivir muy lejos).
ResponderEliminarPor cierto, mi lado "jardinera inquisitiva" se pregunta: ¿existen cerezos milenarios?
Besos mediterráneos
Tienes un premio en Momentos.
ResponderEliminarHola Marise: me alegro de verte por aquí. ¡Mil gracias! Ahora voy a tu casa. Un abrazo
ResponderEliminarUno de esos documentales que veo en la 2, era sobre el último año que una pareja de ancianos cultivaba el arroz. Después de recoger la cosecha dejarían la aldea para irse a vivir con uno de sus hijos.
ResponderEliminarLos dos nos contaron como habían vivido y cultivado la tierra como sus antepasados, también nos mostraron la belleza de un cerezo gigantesco que databan en casi mil años, y cómo alguna gente de las ciudades venían a la aldea a verlo florecer. Incluso lo sacaban en la tele.
Hablaban de su modo de vida, de su integración en las estaciones y en la naturaleza, hablaban de la familia, de la belleza, de la salud, mientras compartían su última siembra con los reporteros.
El árbol de una belleza abrumadora hacía de aquella aldea un lugar bellísimo.
Recogieron la cosecha y se fueron. El árbol no volvió a florecer con la intensidad que lo hacía, hasta creo recodar que dejó de hacerlo.
Las causas, la vejez, las visitas, pero en el corazón te quedaba plantada la sospecha de que el sustento de aquel árbol era la vida que llevaban haciendo los habitantes de aquella casa durante un milenio. Cultivar arroz y no contaminar.
Hace mucho que lo vi, y lo mismo me invento algo, pero el recuerdo que tengo es que el árbol acababa por morir y la pareja de viejos volvía a vistarlo o algo así...
Besos oceánicos.
¡Qué historia tan bonita! La volveré a leer más tarde. Mil gracias, guapa. Besos de buenas noches
ResponderEliminarMe he quedado enganchada a tus palabras de presentacion del blog. Yo estoy contigo. No he podido no dejar mi huella en este lugar.
ResponderEliminarUn saludo.
Es una maravilla cómo "ordenaba" la naturaleza. Todo paisajista se retrata a sí mismo en lo que pinta, pero en este caso es especialmente cierto.
ResponderEliminarHola Laura: Bienvenida a esta casa. Me alegro de que hayas dejado tu huella al pasar. Un abrazo
ResponderEliminarHola Rubén: muy de acuerdo con lo que dices. Los fotógrafos también os retratáis al mostrarnos vuestra mirada a la realidad en vuestras fotos. Qué momento elegís, con qué encuadre, qué detalle os llama la atención, etc. Hay poesía, elegancia y belleza en tus fotos. Las aderezas con texto y con música, pero lo que más me gusta siempre son tus imágenes. Un abrazo
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