I.S.: ¿Qué ha aprendido usted en la vida?
S.V.: Las malas intenciones existen, pero lo más común es que con buenas intenciones se haga daño a los demás. Hay que ser prudente con nuestras buenas intenciones y con nuestra buena conciencia.
I.S.: Sí señor.
S.V.: Bonhoeffer, gran teólogo alemán asesinado por los nazis, decía que cuando en la vida has perdido los referentes, la buena conciencia no sirve; sin embargo, la mala conciencia por lo menos te mantiene despierto. [...]
S.V.: Respetar la fragilidad del otro puede estar en el corazón de un crecimiento relacional muy positivo entre dos personas. Pero en nuestra actual sociedad hay una tendencia a eliminar la fragilidad, queremos ser admirados más que amados, y eso es un error.
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Creo que sería mejor hablar de una conciencia despierta, atenta, que de buena o mala conciencia. Entiendo, creo, lo que quiere decir Stefan Vanistendael, pero el término "mala conciencia" me sugiere lo que sentimos cuando somos excesivamente escrupulosos y caemos en sentimientos de culpa malsanos. Ni un extremo, ni el otro. Porque de los que se creen estupendos siempre... huyamos!!!
Leer más sobre la buena/mala conciencia en una entrada anterior.
Resiliencia.
ResponderEliminarPues no conocía ese término. La entrevista me ha encantado. He puesto un enlace en el blog de Juan, en el que te he encontrado. Es un espacio estupendo, la gente es genial y los temas interesantisimos.
Un besazo.
Me alegro de que te haya gustado. La primera vez que oí hablar de la resiliencia fue cuando leí una entrevista a Boris Cyrulnik, autor del libro "LOS PATITOS FEOS: La Resiliencia: Una Infancia Infeliz No Determina La Vida", y me pareció un concepto interesantísimo.
ResponderEliminarGracias por el enlace en el blog de Juan. Me ha interesado mucho la conversación que teníais allí. Otro besazo para ti.
Si alguien conoce nuestra debilidad, por dónde seremos vulnerables, será por ahí de donde vendrán a hacernos daño. No me gusta la competividad, tener que ser siempre el mejor y no poder ser fragil incluso, mediocre.
ResponderEliminarAquél que prefiere ser admirado, es un vanidoso. Preferir ser amado, es necesitar mucho de otras personas. Prefiero que me quieran a que me admiren...
Hola Javier:
ResponderEliminarTodos necesitamos cariño, es tan vital o más que el alimento, pero de ahí a necesitar que mucha gente nos quiera... eso es estar vendido todo el tiempo, y no poder ser uno mismo.
Yo también prefiero el cariño que la admiración, y reivindico el poder ser normalita (no me gusta la palabra mediocre, pero creo que estamos diciendo lo mismo), en vez de excelente en todo lo que hagamos. Que conste que esto, dicho por una perfeccionista en vías de recuperación, tiene su dificultad, jeje.
Ay, mostrar la fragilidad nos hace más vulnerables, es cierto, pero si vamos siempre con la coraza, no hay relaciones que valgan la pena. Sería bueno saber ponerse un "escudo" de vez en cuando, pero no llevar la coraza incrustada, ¿no crees? Todo un arte.
¡Gracias por tu comentario!
Elvira, pienso que una cosa es la fragilidad y otra la represión de la fragilidad. Debemos luchar contra la primera y, sobre todo, contra la segunda.
ResponderEliminarSer frágil es humano, pero no por ello es positivo.
Me gustaría saber tu opinión sobre las siguientes preguntas:
¿Qué nos hace frágiles?.
¿Cómo nos hacemos fuertes?. (Consecuencia lógica de la primera).
¿Nacemos o nos hacen/hacemos frágiles?.
¿Qué es lo más demoledor que nos puede suceder?.
El amor, sin admiración hacia el ser amado, ¿adonde nos puede conducir?.
Elvira, he estado curioseando por tu blog y: ¡¡¡me encanta¡¡¡.
Todos somos especiales, pero algunos son más especiales que otros....y tú tienes ese plus.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Hola Juan:
ResponderEliminarEn primer lugar, bienvenido a esta casa, y mil gracias por tus palabras.
Segundo: me das mucho que pensar, ¡me encanta! A ver, a mi no me parece siempre mala la fragilidad ni siempre buena la fuerza, o al menos habría que matizar. Creo que admitir y sentir la propia fragilidad nos hace más comprensivos y amables con los demás, (en mi caso también conmigo misma, pues antes me exigía demasiado). Comprender mejor también hace nuestro pensamiento más profundo y nuestra conducta más cuidadosa, delicada, no sé qué palabra escoger. E incluso, saber reconocer los propios límites, carencias o defectos yo lo llamaría una clase de fortaleza, algo que muchos "falsos fuertes" no se atreven nunca a hacer, pues basan su fortaleza en no entrar en profundidades y tener demasiado buena opinión de sí mismos.
Otra cosa es excusarse en el "no puedo, pobrecita de mí" sin esforzarse de verdad. Eso es ser comodón, "que lo resuelvan los otros", que se deslome el de al lado. Esa "debilidad" no me gusta, yo lo llamaría morro, autocentramiento, o simplemente egoísmo camuflado.
¿Qué nos hace frágiles? Varias cosas, mencionaré las que se me ocurran primero. Falta de amor, falta de perspectiva (si crees que lo que a ti te pasa, por muy normal que sea, es extraordinario, te crees muy desgraciado), no ser auténticos y seguir un camino que no es el nuestro, la falta de salud propia o de nuestras personas más queridas... y mil cosas más. Pero según como atravesemos las dificultades, aunque acabemos cojos o mancos, en cierto sentido podemos ser más fuertes y más sabios.
¿Cómo nos hacemos fuertes? Te contesto con el "reverso" de lo que nos hace frágiles: relacionarnos con personas que nos quieren bien, intentar ver las cosas con perspectiva, ser auténticos en nuestras decisiones y al escoger nuestro camino... (me dejo cosas importantes, seguro, pero ya las añadiré en otro mensaje si luego me acuerdo).
¿Nacemos o nos hacen/hacemos frágiles? Supongo que ciertos rasgos de carácter que ya tenemos de nacimiento nos predisponen a ser más fuertes o más frágiles, pero desde luego el cariño y la educación recibida son factores muy poderosos, y luego lo que tú decides hacer dentro del margen que todos tenemos (no todo está condicionado, por supuesto, ni podemos cambiar todo lo que nos propongamos, al estilo de la "omnipotencia" que se lleva tanto en los manuales de autoayuda New Age).
Una de las cosas que dice Boris Cyrulnik, el autor que mencionaba antes, es que niños que han sufrido situaciones extremadamente horribles PERO luego reciben amor y cuidados, pueden llegar a recuperarse totalmente del trauma. Él lo vivió en sus carnes.
¿Qué es lo más demoledor que nos puede suceder? Huy... por supuesto las terribles torturas y violaciones en tantas guerras y masacres, los desastres naturales en los que la persona pierde a toda su familia y todo lo que amaba, terribles sufrimientos físicos, etc.
Pero si hablamos de situaciones horribles dentro de una vida aparentemente normal, te diría que todo lo que lleve a la persona, sea por influencias externas (mobbing, bullying = acoso moral, en español) o por sus propios pensamientos negativos que no sabe parar), a pensar que él/ella es alguien despreciable y que su vida es un asco.
El amor sin admiración... muy difícil si es amor de pareja. Pero hay otras clases de amor que pueden darse sin que haya una gran admiración, pero con compasión y respeto.
Ufff, espero que los que hayan empezado a leer esto no huyan despavoridos ante tanto "rollo", pero a mí me encanta hablar de estas cosas, así que GRACIAS. Espero con interés tus propias respuestas a tus preguntas.
Un fuerte abrazo.
Muchísimas gracias Elvira. Me han gustado mucho tus respuestas y tendrán su debida contestación. En este momento no puedo y me lo quiero tomar con calma.
ResponderEliminarSe está a gustito en tu rinconcito.
Un abrazo
¡Cuando quieras! Un abrazo.
ResponderEliminarHe leído tus comentarios y, como siempre, me parecen estupendos.
ResponderEliminarContinúa así con tu blog, es super variado, ameno y entretenido. En una palabra: excelente.
¡¡Felices fistas!!
Hola Fina:
ResponderEliminarBienvenida a las tertulias del blog. Gracias por tu comentario y ¡muy felices fiestas para ti también!
Un beso.