sábado, 25 de octubre de 2008

Del Ganges al Mediterráneo

DEL GANGES AL MEDITERRANEO: Un diálogo entre las culturas de India y Europa, Ed. Siruela, 2004

"Del Ganges al Mediterráneo es el resultado de un diálogo entre un pensador español, Rafael Argullol, y el pensador indio Vidya Nivas Mishra. El mediador ha sido Òscar Pujol Riembau, un conocido sanscritista. El tema de este libro gira en torno a cinco preguntas previamente pactadas que examinan en profundidad conceptos nucleares que configuran el imaginario colectivo de todas las culturas: el hombre y el universo, el tiempo y la historia, lo sagrado y su relación con lo secular. Se apunta también la posibilidad de un humanismo que no sea estrechamente antropocéntrico, sino biocéntrico, dirigido hacia la vida en su totalidad, un humanismo transcultural que integre la pluralidad de valores en un todo armonioso y diverso. Y finalmente se discute sobre la posibilidad de establecer un diálogo real entre culturas más allá de un mero intercambio de formalismos." (Descripción del libro)

Algunas citas seleccionadas:

El desarme intelectual consiste precisamente en dejar de lado esa personalidad dogmática que todos en mayor o menor medida poseemos, y que se complace en atrincherarse detrás de barricadas ideológicas; ese talante dogmático que entiende cualquier crítica como un ataque central a su existencia. […] Parece como si antes de entrar en la sala de negociaciones de las culturas debiésemos dejar en la entrada todo el armamento pesado, templado con el acero de los prejuicios, con el que caminamos normalmente. (Òscar Pujol, p. 22)

El desarme [intelectual] sería la aceptación, en cierto modo, de la relatividad, de la flexibilidad y el carácter irregular, inacabado y plural de la verdad. (Rafael Argullol, p. 22)

En mi opinión, el secularismo es interesante si significa una confluencia en igualdad de condiciones de las distintas tradiciones, pero me parece demagógico cuando anula las tradiciones anteriores para entronizar nuevos dioses que corresponden a una mentalidad tecnocrática, economicista y consumista. (Rafael Argullol, p. 59)

¿Tiene el hombre alguna posibilidad de elección? ¿Todo está escrito, según lo que sería una visión inmanente del mundo en la que el hombre es una pieza más, o nada está escrito, como ha creído cierto titanismo moderno?
Pienso que la solución a la que llegan algunos de los grandes trágicos, Esquilo o Sófocles, es que si bien la fuerza de lo que se ha llamado destino es casi insuperable, el hombre tiene determinados resquicios de elección, determinados resquicios de libertad, y ahí es donde probablemente podemos ubicar el nacimiento remoto del concepto de individuo, con su grandeza y con su miseria, dentro de la tradición de Occidente. (Rafael Argullol, p. 66)

Me parece imprescindible… que sepamos distinguir entre conocimiento y sabiduría. El conocimiento nos introduciría a determinados momentos, algunas veces grandiosos, algunas veces terribles, pero la sabiduría sería aquello que aceptaría una alternancia, un equilibrio, entre el conocimiento y el enigma. El saber aceptaría que ciertos aspectos de la vida humana, de la relación del hombre con el mundo o con la existencia no pueden ser dominados y colonizados, ya que siempre serán incontrolables, irreductibles. Esa dialéctica entre el conocimiento y el enigma, la dialéctica del saber, sería la coexistencia del conocimiento de tipo científico y el de tipo simbólico estético. (Rafael Argullol, p. 101)

[Sobre la globalización]
Defender la comunicación entre todo lo humano, entre todo lo vital, es un factor extraordinariamente creador, pero, al mismo tiempo, defender la diferencia es uno de los caminos para defender la igualdad, como defender la biodiversidad es uno de los caminos para defender la universalidad. (Rafael Argullol, p. 112)

En términos generales, pienso que al frente de lo unidimensional, frente a la unilateralidad de la colonización humana, frente a un pensamiento que se construye desde el monólogo, lo que realmente necesitamos es la polifonía. (Rafael Argullol, p. 113)

Yo diría que el concepto de igualdad ha generado uniformidad, homogeneización y una cierta pérdida de la excelencia individualizada. También ha generado una pérdida de la particularidad inherente a cada ser humano, inherente a cada uno de los aspectos de la naturaleza. Cuando con un rodillo aplanamos las elevaciones y las profundidades de una superficie el resultado es que desaparecen los agujeros, los puntos bajos, los socavones. Pero también desaparecen las alturas, los puntos álgidos que señalan los grandes momentos creativos de la humanidad. (Vidya Nivas Mishra, p. 141)

No estamos en realidad condicionados por la dicotomía entre lo sagrado y lo profano. Lo que puede ser sagrado, puede ser también profano. Cuando aceptas la complejidad, aceptas también una forma polivalente de relación. Si se contempla una relación en una única dirección, entonces necesariamente un elemento será superior y el otro inferior. (Vidya Nivas Mishra, p. 145)

Lamentablemente, hoy la figura del sabio no tiene el prestigio que debería tener. Entre nuestros jóvenes tiene más prestigio la eficacia que la sabiduría. Y éste es uno de los problemas centrales, porque la eficacia quiere decir exclusivamente un conocimiento de lo práctico y lo inmediato. (Rafael Argullol, p. 160)

El simple deseo de diálogo indica que las diferencias no deben ser tan importantes entre un hombre y otro hombre. Son naturales. Si no existiesen, la situación sería terriblemente aburrida. […] El encuentro entre Oriente y Occidente no significa que uno haya de fusionarse con el otro. Tampoco significa un acuerdo completo, sino la acotación de un territorio común donde podamos ponernos de acuerdo en no estar de acuerdo. Al mismo tiempo, este deseo de diálogo no se satisface con una simple discusión intelectual. Este deseo es el deseo de encontrar nuestro propio significado en el significado del otro, y en esa visión no nos descubrimos sólo a nosotros mismos, sino que también descubrimos la pluralidad del otro. (Vidya Nivas Mishra, p. 175)

En suma, puedo afirmar que nuestro diálogo, que se desarrolla desde hace seis meses, ha sido provechoso. No es que hayamos llegado a muchas conclusiones, sino que más bien hemos conseguido un cierto grado de armonía entre corrientes de pensamiento distintas, y eso me parece más importante que la homogeneización de ideas diferentes. (Vidya Nivas Mishra, p. 179)

Muchas veces reducimos el cosmos a lo que es la Tierra, la Tierra a lo que llamamos realidad, y la realidad a lo que creemos que es la actualidad. Con lo cual con frecuencia vivimos en un mundo supuestamente vertiginoso, pero que se mueve en unos parámetros extraordinariamente estrechos. […] Frente al reduccionismo de la dictadura de la actualidad, estoy convencido de que es necesario para el hombre la búsqueda de su complejidad. […] Pero ¿qué es lo que llamo complejidad? La complejidad no es dificultad. La complejidad es la posibilidad de ver el mundo desde varios miradores, de ver que entre el hombre y lo que llamamos mundo hay muchos caminos. (Rafael Argullol, p. 181)

Yo, en términos occidentales, no soy un hombre religioso, pero soy un hombre profundamente respetuoso y amante, casi enamorado, de lo sagrado. Y creo que en este diálogo de estos días he aprendido mucho del señor Mishra al respecto. Gracias. (Rafael Argullol, p. 184)

Leer entrevista a Rafael Argullol aquí.

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