sábado, 6 de septiembre de 2008

Esculturas del Partenón

El dios-río Iliso. Escultura supervisada por Fidias

Los Mármoles de Elgin es el nombre popular con el que se conoce a una extensa colección de esculturas procedentes del Partenón griego. La colección llegó a Gran Bretaña entre 1801 y 1805 de manos de Thomas Bruce, conde de Elgin, un oficial británico residente en la Atenas otomana, quien ordenó que se retiraran estas piezas del Partenón. Desde 1939, los mármoles se exponen en una sala habilitada especialmente dentro del Museo Británico de Londres. (Wikipedia)

Sobre las obras del Partenón nos refiere Plutarco: "Fidias lo presidía todo y todo lo supervisaba para Pericles. Sin embargo no faltaban ni grandes arquitectos ni grandes artistas para estos trabajos. Calícrates e Ictinos construyeron el Partenón,... Fidias... mandaba por encima de todos los artistas, a causa de la amistad que le profesaba Pericles."

No está clara la autoría de cada una de las estatuas del Partenón, pero el conjunto es de una belleza y armonía que revela la buena dirección y/o ejecución del propio Fidias, el escultor más famoso de la antigua Grecia (480-430 A.C.).

Las esculturas del Partenón fueron, junto a la Venus del Espejo de Velázquez, las piezas de arte que más huella me dejaron cuando visité Londres por primera vez a los 19 años. En aquella sala del Museo Británico me quedé sobrecogida, silenciosa, inmóvil, emocionada. Luego ya no pude ver casi nada más del Museo, tuve que volver otro día.

El poeta John Keats les dedicó un poema:

ON SEEING THE ELGIN MARBLES

My spirit is too weak —mortality
Weighs heavily on me like unwilling sleep,
And each imagin'd pinnacle and steep
Of godlike hardship, tells me I must die

Like a sick Eagle looking at the sky.
Yet 'tis a gentle luxury to weep
That I have not the cloudy winds to keep,
Fresh for the opening of the morning's eye.

Such dim-conceived glories of the brain
Bring round the heart an undescribable feud;
So do these wonders a most dizzy pain,

That mingles Grecian grandeur with the rude
Wasting of old Time —with a billowy main—
A sun —a shadow of a magnitude.

(The Poetical Works of John Keats)

4 comentarios:

  1. Cuando viste esas esculturas en el British, supongo que reparaste en que estaban los dos lados tallados con la misma perfección. Sin embargo, sus escultores sabían que esas estatuas estaban destinadas al frontón del Partenón y sólo podían ser visibles por un lado. Sin embargo, el espíritu de perfección de sus escultores hizo que cuidaran con el mismo esmero el lado que, teóricamente, debía permanecer siempre oculto.

    Esta cualidad de autoexigencia es la que poseía tu padre.

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  2. Me gusta tu observación. Seguro que lo vi en su día, pues suelo caminar dando la vuelta lentamente alrededor de las esculturas que me gustan, pero ahora no lo recordaba. El arte por el arte, el amor por las cosas bien hechas...

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  3. Pero el hecho de que no lo recuerdes indica que no apreciaste ninguna diferencia. Simplemente estabas observando la estatua en sí misma y, a causa de su desubicación, no recordaste de dónde venía.
    Ello me hace pensar en que deberíamos restituir las obras de arte a su lugar de origen pues fuera de él se convierten en otra cosa, en un objeto independiente, y no forman un todo con la arquitectura que las cobijaba y, con ello, se traiciona el espíritu con el que fueron creadas.

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  4. Estoy de acuerdo. Siempre se podría hacer una copia y mantenerla al resguardo, para disfrute de generaciones posteriores en el caso de que el original se erosione demasiado.

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