martes, 11 de noviembre de 2008

Algunas reflexiones

El Pensador, de Auguste Rodin. Foto: Elvira Coderch.

Algunos pensamientos de mis noches y mis días:

-Busco la paz, pero también busco la autenticidad, y ésta me lleva a veces a situaciones inquietantes o incómodas. Pero si no vivo con autenticidad, más que en paz me siento muerta.

-No sentirme orgullosa de mí misma, pero sí confiar en mí misma.

-Es muy distinto estar bien que presumir de estar bien. La persona que está bien de verdad te contagia, por poco que te abras a ella. La persona que presume de estar bien cuando tú no estás muy fina… se crece con tu debilidad.

-Es mucho más fácil etiquetar que intentar comprender. Así no hace falta cuestionar los propios prejuicios, cosa siempre incómoda.

-Creo que hay que distinguir entre juzgar y discriminar. El que no discrimina está a merced de cualquier teoría o persona que le pueda resultar perjudicial.

-Dramatizar nuestra situación a veces se confunde con sentir plenamente nuestras emociones.

-¡Qué fácil es minimizar los problemas ajenos y magnificar los nuestros!

-Los que se quejan demasiado nos quieren manipular con su dolor.

-Uno de los peores refranes que conozco: "Más vale malo conocido que bueno por conocer."

-Pero... el miedo sano te previene del peligro innecesario.

-Son los motivos del miedo los que nos dicen si se trata de sana precaución o cobardía.

-Hay que procurar no caer en el "ande yo caliente… muérase la gente".

-La comodidad puede llegar a ser cruel, aunque parezca un defecto menor.

-Que una persona te resulte muy tóxica y te apartes de ella no quiere decir que seas rencoroso.

-Es mucho más sano apartarse que quejarse.

-Según Oscar Wilde, "si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese sucedido". Pero en realidad el dolor permanece, como un fantasma. En cambio, al hablar de ello con una persona adecuada, alguien a quien le importas realmente o que comprende los hechos en toda su magnitud, se deshace el "encantamiento". La herida puede seguir doliendo, pero ya no permanecemos atados a ese dolor.

-Igual que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, mirar hacia otro lado y luego decir "no me di cuenta" no nos resta responsabilidad.

-La autoestima es sana y necesaria, pero la falta total de autocrítica es peligrosísima.

-Según Vladimir Jankélévitch, "sólo la angustia y el desamparo del culpable darían un sentido y una razón de ser al perdón", es decir, que sólo se justifica el perdón si hay dolor o arrepentimiento por parte del que ha de ser perdonado. Pero es que el perdón no sólo tiene que ver con la disposición del otro o con nuestra generosidad: una parte primordial es liberarnos del rencor que nos hiere a nosotros mismos; hablamos de la más básica salud emocional.

-No es lo mismo admiración que envidia. Solemos admirar algo que ya tenemos, algo que deseamos aumentar por mimetismo o contagio de quienes más lo han desarrollado. Por eso nos complace estar cerca de aquellos a quienes admiramos. La envidia en cambio es renegar de lo que te gustaría tener y no tienes. Pero si te gusta… ¿por qué no admirarlo?

-Desarrollar en uno mismo lo que se envidia es el mejor antídoto contra la envidia.

-No se trata de "no puedo vivir sin ti", sino de "¡qué bien estoy contigo!"

-Dice el refrán que "dos no se pelean si uno no quiere", pero también es cierto que dos no se llevan bien si uno no quiere.

-Aunque me pueda entristecer lo que me cuentas, te escucho porque me importas.

-La verdad puede ser difícil de digerir, pero la mentira casi siempre es injusta.

-El deseo de tener razón te cierra a razones que no son las tuyas y disminuye tu capacidad de comprensión. En cambio, el deseo de verdad te abre a razones que no son las tuyas, aumentando tu capacidad de comprensión. Por eso las personas honestas son más sabias con los años, y hasta las mentes más brillantes, si no son honestas, pueden acabar diciendo tonterías.

-Si dices una verdad que cuestiona el sistema de creencias del otro, no te cree. Si dices una mentira que encaja con su sistema de creencias, te cree. Absurdo.

-Me gusta tener razón, pero me gusta más la verdad.

-Tender a lo bello, amar el oficio… pero no autoagredirse por la humana imperfección.

-No es lo mismo lo perfecto que lo bello.

Elvira Coderch

29 comentarios:

memento dijo...

Jejeje. Yo creo que esta entrada no tenía comentarios hasta ahora no porque no tenga interés, sino porque se habla de demasiadas cosas, y en general profundas, lo que asusta un poco porque obliga a reflexionar, a tener las ideas claras y porque uno no sabe por dónde empezar. No obstante, para romper el hielo, te diré que pese a estar divulgada hasta la náusea, la imagen del pensador de Rodin me parece fabulosa.
Confiar es importante, tanto en nosotros como en los demás; y el orgullo también tiene su lado bueno, creo yo.
Totalmente de acuerdo en lo de etiquetar vs. intentar comprender.
Yo creo que, si algo he evolucionado con los años, es siendo cada vez más comprensivo.
Para poder juzgar con justicia, hay que conocer muy bien.
Siempre es bueno tratar de ponerse en el ppelejo de los demás. Y relativizar las cosas. Casi nada es irreversible, casi todo tiene solución, se piera una puerta, pero otras se abren, estoy convencido de ello, generalmente no hay mal que por bien no venga.
La envidia es mala, malísima.
El amor a la verdad es algo que, familiarmentehablando, me es muy cercano. La autocrítica está bien, es necesaria, diría yo, pero en su justa medida, también puede ser muy dañina y destructiva.

Elvira dijo...

Gracias, M. Ya había pensado que la entrada era un poco excesiva, sí. Pero también pensé que a algunas personas podría interesarles una frase y a otras otra. Que cada uno "se sirviese a su gusto", como en un buffet libre.

Muchas gracias por tomarte la molestia y compartir tus reflexiones.

Sí, hay un orgullo bueno, desde luego, pero en general me sienta mejor confiar en mí misma que sentirme orgullosa.

Sí, para juzgar con justicia hay que conocer muy bien y tener empatía.

Qué importante es el amor a la verdad, no a las "verdades absolutas" (miedo me dan, visto lo visto), sino a esa verdad cambiante, que evoluciona a cada momento, que depende de las circunstancias, pero que existe, sí, las situaciones y momentos tienen su verdad. Quizás de lo que se trata es "simplemente" de intentar mantener una actitud lo más honesta posible.

Una dosis moderada de autocrítica, desde luego, porque el automachaque es destructivo. Creo que a veces nos hemos pasado de un extremo al otro, la famosa ley del péndulo.

Con la culpa pasa lo mismo: sentirse culpable sin hacer nada por remediar lo que hayamos podido hacer, sufrir por lo "malos" que somos, es inútil y perjudicial, pero hace falta sensibilidad hacia los otros, aunque no lo llamemos culpa. Algunas personas presumen de no sentirse nunca culpables, y no sé yo... Llamémoslo como sea, pero hay que ser sensibles.

Un abrazo.

Juan dijo...

Maravilloso Elvira. Me he quedado mudo y asombrado.

Resume una filosofía maravillosa de vida. Hablas con un sentido común aplastante.

No sé si te has dado cuenta, me imagino que sí: en vez de "Algunas reflexiones", yo hubiera titulado esta entrada: "Recetas para ser feliz". No es bonito el título, pero es que expresas de maravilla, y en pocas frases, una guía emocional-racional de equilibrios para mantenerse cuerdo, dichoso y sobre todo, respetuoso con uno mismo y con los demás.

Me imagino que cualquiera que lea este texto estará de acuerdo con todos, o casi todos, los apartados.

Sólo veo un problemilla (por no poner problemón). Creo que la mayoría de nosotros tiene mucho sentido común......para ver las soluciones a los problemas de los demás. Sin embargo, cuando somos nosotros los que nos enfrentamos a nuestros problemas, olvidamos por completo la sensatez de nuestros propia lógica. ¿Cómo aplicar en nuestras vidas todos estos sabios consejos, Elvira?. ¿Tienes alguna fórmula "mágica" para hacer comprender a alguién que aplique esta sabiduría en su propia vida?.

Creo que en mi vida personal he conseguido este equilibrio tan inestable. ¿Pero cómo hacérselo comprender a alguién que está cerca de tí, que está
sufriendo enormemente por cuestiones que tu ves muy claras?. ¿Concibes alguna forma de poder traspasar todo tu conocimiento y experiencia a esa persona tan querida que sufre?.

¡¡¡Tantas veces lo he intentado y fracasado¡¡¡. Al final, casi siempre, me ha pasado igual: le he ofrecido mi sonrisa y mis brazos para intentar fundirme y decir simplemente: mis palabras no sirven de nada, aquí tienen mi amor, mi consideración y mi respeto.


Muchas gracias Elvira por compartir tu sabiduría.

Elvira dijo...

Muchas gracias, Juan. Tú siempre tan generoso.

Eso de aplicarnos el cuento desde luego es lo principal y lo más difícil. Estas conclusiones las he sacado de mi propia experiencia, unas veces después de haberlo hecho mal y darme cuenta de dónde estaba el error, y otras veces reafirmándome en determinada postura.

Respecto a intentar que otros hagan caso de nuestros consejos... ahí no hay nada que hacer si la persona no está receptiva a lo que le decimos. Es más, en la mayoría de los casos creo que es mejor no decir nada si no te piden tu opinión, a menos que haya terceras personas muy perjudicadas.

"Al final, casi siempre, me ha pasado igual: le he ofrecido mi sonrisa y mis brazos para intentar fundirme y decir simplemente: mis palabras no sirven de nada, aquí tienen mi amor, mi consideración y mi respeto."

Si les das eso, Juan, es lo mejor del mundo. Quizás después de ablandarse con tu cariño y respeto se vuelvan algo más receptivos. Esperemos. O a lo mejor tienen que aprender esa lección de otra manera. Yo no sé por qué a veces nos resulta más fácil llegar a un sitio dando un rodeo que por la vía más corta, que rechazamos por el motivo que sea.

Un fuerte abrazo.

Juanjo Albors dijo...

Elvira, en este primer día del año me vas a permitir ser un poco duro contigo, conmigo y con todos los que ven bondades por doquier. Si hiciéramos caso de las palabras escritas en los blogs, este mundo sería maravilloso. Pero no lo es, aunque tampoco es tan malo. Creo que nuestras palabras reflejan lo que desearíamos que ocurriera, especialmente en nosotros mismos. Pero no es así. Por ello intentaré dar una visión crítica y autocrítica de tus reflexiones:

Sobre la autenticidad: ¿qué es ser auténtico? Todos somos auténticos, un auténtico memo o un auténtico canalla. Eludamos este calificativo que no indica nada.

Sobre el orgullo de uno mismo: Siéntete orgullosa si tiendes a minusvalorarte. Siéntete miserable si tiendes a sobrevalorarte. Mejor que eso del orgullo lo conviertas en un intento de conocerte al máximo a ti misma. Repasa tus éxitos y errores y piensa que en todos ellos has tenido participación. Con ellos has aprendido. Si has hecho daño, no lo repitas. Si te han hecho daño intenta que sólo te deje la huella del aprendizaje. El resto no depende de ti.

Sobre la confianza en uno mismo: Parecido razonamiento que el del orgullo. Lo importante es que te conozcas bien. Siéntete capaz de cualquier empresa o desconfía de ti misma según sea tu carácter, débil o fuerte. Prueba a hacer lo que crees que debes hacer y atente a las consecuencias. Mejor perder que no jugar. Sólo evita hacer daño. Pero hazlo si crees que no hay otro remedio.

Sobre estar bien o presumir estar bien: Nadie cree presumir estar bien. Además, no puedes diferenciar esas dos actitudes sin conocer el interior de una persona. Hay ocasiones que alguien puede presumir de estar bien sin estarlo por no amargar al que tiene al lado. Otro porque tiene una visión tan optimista de la vida que cualquier cosa la considera un regalo del cielo, aunque pueda parecerte que no tiene motivos para ello. Sé que te refieres al que presume por darse importancia; pues considera que en su presunción está el reconocimiento de su inferioridad.

Sobre etiquetas: Todos etiquetamos, todos intentamos comprender y todos tenemos prejuicios. Volvemos a la necesidad de ser exigentes en nuestro conocimiento. Éste nos hará ir eliminando los prejuicios y las etiquetas. La peor etiqueta es la que nos adjudicamos nosotros mismos seamos o no conscientes de ello.

Bueno, por hoy ya está bien, que no sé si habré conseguido animarte o desanimarte. Lo que es seguro es que te he contestado siguiendo tu recomendación de que diga en lo que estoy o no de acuerdo. Decir que lo he dicho sinceramente sería banal pues nunca se presume más de la verdad que en estos foros virtuales. Como sé que tú la valoras, te la ofrezco.

Elvira dijo...

No estás siendo duro, Juanjo, estás siendo sincero, ¿no? Y es lo que he pedido.

Yo no veo bondades por doquier, veo de todo, y puedo ser demasiado crítica a veces, conmigo o con los demás. Pero intento ser justa y rectificar si hace falta, no dejar de seguir observando.

Para mí sí que tiene mucho sentido hablar de ser auténticos, sinceros, honestos. Hay muchas personas que esconden sus motivaciones o sus pensamientos porque creen que les conviene. Una cosa es decir todo lo que se piensa: eso no, sería agobiante y no tendríamos ninguna intimidad. Pero las personas que sistemáticamente engañan no me parecen auténticas. Las personas que aplican una vara de medir mucho más dura para los demás que para ellos mismos, no me parecen honestas.

"Sobre el orgullo de uno mismo: Siéntete orgullosa si tiendes a minusvalorarte. Siéntete miserable si tiendes a sobrevalorarte." De acuerdo en que hay que compensar los excesos por un lado o por otro.

La confianza en mí misma implica conocerme, si no, es imposible. ¿Cómo confiar en alguien que no conoces? Si me conozco, sé en qué cosas puedo pedirme más, y en cuáles debo ser menos exigente conmigo misma. Igual que hacemos cuando intentamos educar bien a un hijo.

"Sé que te refieres al que presume por darse importancia; pues considera que en su presunción está el reconocimiento de su inferioridad." Sí, a eso me refería. Dime de qué presumes y te diré de qué careces (yo tan refranera como siempre).

Exacto: todos tenemos prejuicios, por eso me aconsejo y aconsejo al que lo quiera escuchar que nos cuestionemos nuestros prejuicios, en vez de quedarnos instalados en la etiqueta (propia o ajena).

Gracias por tu verdad. Un abrazo.

Io dijo...

Feliz Año Nuevo, amiga!

Menudo compendio de reflexiones!

En una de mis novelas escribrí "Vine buscando la paz, pero encontré la verdad". La verdad suele ser incómoda, y se necesita cierta dosis de valentía para afrontar la vida en la autenticidad. Tal vez sea, de todas, la reflexión que más ha llamado mi atención, porque a veces me planteo si, para poder seguir adelante con ilusión y ganas, no estoy disfrazando la verdad, o relativizándola, o puliendo ciertas aristas para moldearla y convertirla en "mi" verdad.

Hasta qué punto asumimos la realidad tal cual nos llega o la adornamos y mutilamos al gusto para poder luchar contra ella? Sería igualmente válido adaptar esa verdad a nuestra capacidad para enfrentarnos a ella? Traerla a nuestro terreno? Creo que esta sola reflexión podría dar para una entrada.

Elvira, me parece que has hecho un resumen magistral de "máximas" para aplicar en nuestra vida, un camino de luz.

Me parece un desperdicio que no lo leyese nadie. Espero que esta vez mucha gente se beneficie de tu acertado punto de vista.

Un abrazo muy fuerte, amiga!

Elvira dijo...

Hola Io: Pues esa frase tuya tiene mucho que ver con la mía :)

Una buena amiga me dijo un día que si yo fuera el título de una película, sería "Una verdad incómoda" (como el documental de Al Gore). Que conste que me lo dijo con mucho cariño, pues ella aprecia mi sinceridad. Pero comprende que eso me haya "metido en líos" a veces. Otra amiga me decía un día: "tienes que aprender a ser más hipócrita". También me lo decía con cariño (pero no le hice caso). Me quedo con otro consejo que me dieron: que fuera un poco más "pilla"...

El que te plantees si estás manipulando la verdad ya indica que deseas verla. ¿Quién no ve las cosas coloreadas por su filtro?

"Hasta qué punto asumimos la realidad tal cual nos llega o la adornamos y mutilamos al gusto para poder luchar contra ella? Sería igualmente válido adaptar esa verdad a nuestra capacidad para enfrentarnos a ella?" Muy interesante esto que dices. Creo que necesitamos asimilar las cosas a un ritmo determinado, el que nuestra psique o nuestro cuerpo es capaz de digerir. Pero eso no sería adornar exactamente, ¿no? ¿Quizás dosificar? Algo así como: vayamos por partes, hoy sólo leo el primer capítulo. Mañana ya veré cuánto puedo leer. El tema da de sí, realmente.

Me imagino que sí leyeron este post algunas personas, aunque no hubiera comentarios. Varias amigas mías me comentan en persona o por teléfono las entradas del blog, y casi nunca dejan un comentario por escrito. Y supongo que habrá por ahí algún lector silencioso, del que no sé nada.

Gracias por tu generosa valoración, y un fuerte abrazo.

Juanjo Albors dijo...

Sobre juzgar y discriminar: Todos juzgamos y todos discriminamos. No nos hagamos mejores de lo que somos. Elijamos dos o tres cosas muy importantes de nuestra escala de valores y seamos estrictos con ellas. Si no nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos nadie puede resultar peligroso pues sabemos que nadie está en el conocimiento de la verdad. Nuestra educación católica nos ha entrenado para no hacer demasiado caso de teorías interesadas y perjudiciales.

Sobre dramatizar: Haz lo que te apetezca. Prescinde de si se confunde o no con sentir tus emociones. Si exageras mucho explícaselo a los que te rodean y te quieren. Pero por deferencia a ellos no porque deba ser necesario para ti. Llora a moco tendido cuando te apetezca y rompe un jarrón cuando lo necesites. Las marcas de su reparación te recordarán el minuto que viviste intensamente. Evita, eso sí, tirárselo a alguien si no es imprescindible.

Sobre minimizar y magnificar: ¡Claro! ¿y? Si ya lo sabes tienes mucho ganado. Pero no creas, hay gente que le ocurre lo contrario. No tiene nada que ver con el egoísmo sino con el egocentrismo.

Sobre el exceso en las quejas: Los que se quejan demasiado son, simplemente, inaguantables. Si no los aguantas no te podrán manipular. Pero, cuidado, ¿qué quiere decir demasiado? … porque es un adverbio muy subjetivo.

Sobre tu denostado refrán: Aunque hay mucha competencia en la maldad de algunos refranes, reconozco que éste es de los peores.

Sobre la salud de los miedos: Los miedos nunca son sanos ni los peligros deben ser innecesarios. Los peligros necesarios forman parte de nuestro vivir, acostumbrémonos a ellos y usemos el sentido común para elegir los menos peligrosos para seguir el camino que hemos elegido.

Sobre los motivos del miedo y sus juicios: No te fíes demasiado de tu juicio para justificar acciones u omisiones. Tu padre llamaba a la inteligencia “la gran prostituta” pues es capaz de poner en tu mente razonamientos irreprochables que pueden convenirte.

Sobre el refrán de “Ande yo caliente …”: Vale, elimina la segunda parte. Pero conserva la primera como una meta en tu vida. Si tú no te preocupas de ti misma, ¿quién te sustituirá?.

Sobre la comodidad: ¿Defecto? La comodidad es maravillosa. La incomodidad es un defecto o una señal de que algo no funciona. Imagino que podemos hablar de cosas muy diferentes y que la comodidad puede constituirse en aletargamiento. Pero la sensación de comodidad implica que todo está en orden. Deja hablar a tus sensaciones.

Sobre amistades tóxicas: Suponiendo que tu juicio sobre su toxicidad es acertado, la acción de apartarse es signo de inteligencia, prudencia y sentido común. Prescinde de la lógica y previsible reacción ajena.

Sobre la salud de la huída: ¿Recuerdas la peli de Alain Resnais (“Mon oncle d’Amerique”)? En ella, el neurobiólogo Henry Laborit explica la teoría del comportamiento mediante el estudio de tres historias que acontecen paralelamente y emplea imágenes de conejillos de indias en situaciones idénticas o similares a las vividas por los protagonistas. De las tres situaciones, la del que decide huir, prescindiendo de otro tipo de consideraciones morales, es la que produce menos daño.

Sobre la comunicación: ¿Y si probáramos (y aprendiéramos) a hablarnos más frecuentemente a nosotros mismos?. Sin justificarnos, sin echar la culpa a los demás de nuestros errores, sin buscar nuestro perdón innecesario. No todo el mundo sabe limitarse a escuchar. Es humano que una persona que te quiera intente aconsejarte. Eso está bien pero nadie puede sustituir tu propio juicio. La ventaja de explicar es que ordena tu mente. Cuando explico un proyecto veo, automáticamente, con más claridad los fallos del mismo. Que siempre estaban allí pero que no los veía (o no quería verlos).

Elvira dijo...

Hola Juanjo:

Todos juzgamos y todos discriminamos, claro, pero creo que es conveniente discriminar más y juzgar menos.

A veces una cosa que había dejado de lado en mi lista de valores, por considerarla menos importante, me ha salvado en un momento difícil.

Sobre la educación católica, yo no sé cómo fue la tuya, pero de la mía te puedo decir que soy muy crítica con ciertas cosas, y en cambio otras las guardo como oro en paño.

Me parece bien tu propuesta de "dramatiza si te apetece", ¿por qué no? Pero teniendo claro que estás dramatizando, que aquello no es grave, que es un exceso momentáneo que te permites y así te desahogas; eso sí, intentando no salpicar a los de alrededor.

Creo que el egocentrismo continuado acaba siendo egoísmo, si no lo es ya de origen.

"Demasiado" es subjetivo, claro, como casi todo adjetivo o adverbio que utilicemos.

A mí sí me parece que hay algunos miedos sanos: por ejemplo, si estando convencida de la bondad de mis planes resulta que me quiero meter en algo que no me conviene (y no hablo de un riesgo necesario, que hay que afrontar), y algo en mi tripa me dice que no, que no, a veces no es simple cobardía, sino que algo más profundo que mis ideas o mi mente me está avisando de que no es por ahí.

Sí, claro que quiero ir calentita y cuidarme.

Estoy de acuerdo en que hay una incomodidad que es una señal de que algo no funciona, como el miedo sano que mencionaba antes. La comodidad que critico (en mí o en otros), es cuando para no "despeinarnos", dejamos de lado valores importantes, sentimientos de otros, acciones justas que conllevan alguna incomodidad o esfuerzo.

No he visto la película de Resnais, pero a veces salir por piernas es lo más sano.

El diálogo con uno mismo es básico, de acuerdo. Y el cariño de un amigo al escuchar, también.

Sé que me lo he buscado, jeje, pero me sale humo de la cabeza.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Di que sí, coincido absolutamente con la primera: no puedo traicionarme a mí misma, a lo que pienso, a lo que creo porque si no me siento mal, siento que me defraudo, que no soy yo...

En la 5 diría que trato de ser muy empática. Y a menudo ese tratar de ponerme siempre en la piel del otro me hace "disculpar" casi cualquier actitud ( mal hecho, porque hay cosas que no tienen disculpa)


"Que una persona te resulte muy tóxica y te apartes de ella no quiere decir que seas rencoroso" ; completamente de acuerdo, lo que deja claro es tu sanidad mental y cordura. " Es mucho más sano apartarse que quejarse".

" Igual que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, mirar hacia otro lado y luego decir "no me di cuenta" no nos resta responsabilidad." Efectivamente, de hecho la ley lo tipifica como negligencia.


"-Si dices una verdad que cuestiona el sistema de creencias del otro, no te cree. Si dices una mentira que encaja con su sistema de creencias, te cree. Absurdo." Y tanto que sí, pero a menudo la gente peca de : no querer pensar ni cuestionarse nada. Ese es el error garrafal.

Elvira dijo...

Hola femme:

Gracias por tus comentarios.

"Efectivamente, de hecho la ley lo tipifica como negligencia."

No sé si me expliqué suficientemente bien. Comparaba lo que ocurre con la ley con lo que pasa en situaciones cotidianas, que a veces no prestamos atención a quienes nos rodean, y luego decimos "ah, es que no me di cuenta". Para mí no es excusa, porque si queremos a alguien, es normal que alguna vez no nos fijemos en lo que le ocurre, pero si sistemáticamente decimos "no me di cuenta", ahí no hay cariño, no hay interés, supongo.

Sí, algunos pecan de no pensar ni cuestionarse nada, pero yo a veces le doy demasiadas vueltas a las cosas. Una tía mía me repetía aquella frase "si quieres ser feliz como me dices, no analices", jeje.

Espero no haberos agotado con mis disquisiciones. Besos.

Celadus dijo...

"Una tía mía me repetía aquella frase "si quieres ser feliz como me dices, no analices", jeje."

Juuaaasss...pues anda que le has hecho mucho caso a tu tia! jajajaja.

Bueno, estoy básicamente de acuerdo con las cosas que has escrito pero eso -como el que no lo esté- tampoco tiene mucha impartancia. Si a ti te sirven es suficiente.
En cualquier caso, gracias por compartirlas.

Elvira dijo...

Hola Celadus, ¡bienvenido!

Está claro que en eso no le hice caso, jeje, pero en muchas otras cosas sí, ¿eh? Es que la cabra tira al monte...

No será importante que estéis de acuerdo o no, pero sí me gusta oír otras opiniones y matices.

Gracias por tu contribución.

Elvira dijo...

Comentario de Sra. de Zafón (que no quería salir aquí, o sea que lo he traído yo de "Abriendo Puertas"):

Me vengo aquí porque en la otra entrada no hay manera de que me cuele hoy...
un besazo.

Querida Elvira,
Siempre me siento muy acogida en tu casa, así que allá voy de cabeza y con la tripa bien llena de flores y palabras, a hilar mis pensamientos con los tuyos y a rumiar, llena de ilusión, sobre tus magníficas rumiadas.

-Busco la paz, pero también busco la autenticidad, y ésta me lleva muchas veces a situaciones inquietantes o incómodas. Pero si no vivo con autenticidad, más que en paz me siento muerta.

Si no vivo con autenticidad no VIVO.No persigo la incomodidad, ni la busco, pero no me impide nada.

-No sentirme orgullosa de mí misma, pero sí confiar en mí misma.

Necesito gustarme y ello supone bastante esfuerzo, sobre todo a la hora de gestionar el dolor, pero lo consigo.

-Es muy distinto estar bien que presumir de estar bien. La persona que está bien de verdad te contagia, por poco que te abras a ella. La persona que presume de estar bien cuando tú no estás muy fina… se crece con tu debilidad.

Hay personas llenas de dolor que están bien y que contagian las ganas de vivir...
Creo que no es la cantidad o calida del dolor que se siente si no como se vive el dolor lo marca la diferencia entre ir por la vida regalando o exigiendo. Contagiando bienestar o "creciendo" con los problemas ajenos.

-Es mucho más fácil etiquetar que intentar comprender. Así no hace falta cuestionar los propios prejuicios, cosa siempre incómoda.

Totalmente de acuerdo, como también estoy de acuerdo en que es muy fácil acusar de etiquetistas a las personas que te cuestionan.

-Creo que hay que distinguir entre juzgar y discriminar. El que no discrimina está a merced de cualquier teoría o persona que le pueda resultar perjudicial.

El que no discrimina no puede elegir...

-Dramatizar nuestra situación a veces se confunde con sentir plenamente nuestras emociones.

Los Pimpinela lo hacen muy bien :-)

-¡Qué fácil es minimizar los problemas ajenos y magnificar los nuestros!
Lo más fácil del mundo. Yo diría que la facilidad es directamente proporcional al tiempo que pasamos mirándonos el ombligo.

-Los que se quejan demasiado nos quieren manipular con su dolor.

Los que se quejan constantemente de lo mismo usan su dolor para atraernos, está en nosotros ayudarles o seguir haciéndoles caso...

-Uno de los peores refranes que conozco: "Más vale malo conocido que bueno por conocer."

Suele salir de la boca de los que tanto se quejan...

-Pero... el miedo sano te previene del peligro innecesario.

El miedo es a la supervivencia, lo que el deseo sexual es a la reproducción: sin ellos no estaríamos vivos.

-Son los motivos del miedo los que nos dicen si se trata de sana precaución o cobardía.

Probablemente...esrto tengo que rumiarlo más.

-Hay que procurar no caer en el "ande yo caliente… muérase la gente".
La versión que yo conozco es "ríase la gente", la cual practico a menudo.

-La comodidad puede llegar a ser cruel, aunque parezca un defecto menor.
No me parece un defecto menor. me parece la culpable de la mayoría de los males.

-Que una persona te resulte muy tóxica y te apartes de ella no quiere decir que seas rencoroso.

Incluso puede querer decir que no quieres que sea tóxica y por eso no participas en que siga intoxicándose.

-Es mucho más sano apartarse que quejarse.

Por supuesto, pero el que se queja no suel ser el que necesita apartarse...

-Según Oscar Wilde, "si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese sucedido". Pero en realidad el dolor permanece, como un fantasma. En cambio, al hablar de ello con una persona adecuada, alguien a quien le importas realmente o que comprende los hechos en toda su magnitud, se deshace el "encantamiento". La herida puede seguir doliendo, pero ya no permanecemos atados a ese dolor.

Ser generoso desata casi todos los dolores.

-Igual que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, mirar hacia otro lado y luego decir "no me di cuenta" no nos resta responsabilidad.
Totalmente de acuerdo, a pesar de mis despistes...

-La autoestima es sana y necesaria, pero la falta total de autocrítica es peligrosísima.

La autoestima sin autocrítica es la verdad absoluta...el horror.



-Según Vladimir Jankélévitch, "sólo la angustia y el desamparo del culpable darían un sentido y una razón de ser al perdón", es decir, que sólo se justifica el perdón si hay dolor o arrepentimiento por parte del que ha de ser perdonado. Pero es que el perdón no sólo tiene que ver con la disposición del otro o con nuestra generosidad: una parte primordial es liberarnos del rencor que nos hiere a nosotros mismos; hablamos de la más básica salud emocional.

El rencor no tiene que ver con lo que nos han hecho, si no con lo que hemos recibido.

-No es lo mismo admiración que envidia. Solemos admirar algo que ya tenemos, algo que deseamos aumentar por mimetismo o contagio de quienes más lo han desarrollado. Por eso nos complace estar cerca de aquellos a quienes admiramos. La envidia en cambio es renegar de lo que te gustaría tener y no tienes. Pero si te gusta… ¿por qué no admirarlo?
- por envida!!!!! :-)

-Desarrollar en uno mismo lo que se envidia es el mejor antídoto contra la envidia.

-No se trata de "no puedo vivir sin ti", sino de "¡qué bien estoy contigo!"
Se trata de amar...

-Dice el refrán que "dos no se pelean si uno no quiere", pero también es cierto que dos no se llevan bien si uno no quiere.

Aplastante, no puedo decir nada más.

-Aunque me pueda entristecer lo que me cuentas, te escucho porque me importas.
Pero cuando me lo cuentes siete veces, aunque te inventes siete maneras diferentes de contármelo, por el mismo motivo, porque me importas, dejaré de escucharte.

-La verdad puede ser difícil de digerir, pero la mentira casi siempre es injusta.

La mentira, algunas veces, nace de la relación castrante con otra persona y de la cobardía de quien la fabrica.
Otras veces en nombre del "dolor que te quiero evitar" se convierte en una gran injusticia.

-El deseo de tener razón te cierra a razones que no son las tuyas y disminuye tu capacidad de comprensión. En cambio, el deseo de verdad te abre a razones que no son las tuyas, aumentando tu capacidad de comprensión. Por eso las personas honestas son más sabias con los años, y hasta las mentes más brillantes, si no son honestas, pueden acabar diciendo tonterías.

Los grandes pensadores se refutan a ellos mismos hasta el día de su muerte.

-Si dices una verdad que cuestiona el sistema de creencias del otro, no te cree. Si dices una mentira que encaja con su sistema de creencias, te cree. Absurdo.

...pero cierto...

-Me gusta tener razón, pero me gusta más la verdad.

A mí también.

-Tender a lo bello, amar el oficio… pero no autoagredirse por la humana imperfección.

Autoagredirse me suena a ¿llamada de atención?

-No es lo mismo lo perfecto que lo bello.

Menos mal si no yo sería feísima...:-)

Elvira Coderch rumiada por Chusa Vaca Flaca

Me lo he pasado muy bien .

Espero Elvira que ahora quede, porque de nuevo llevo tres intentos...

Elvira dijo...

¡Por fin, Chusa! Costó que llegara el mensaje, pero ha valido la pena la espera: ¡me ha encantado! Estaba redactando la respuesta y me he tenido que ir... Ahora he podido acabar. Ahí va...

"No persigo la incomodidad, ni la busco, pero no me impide nada." Exacto.

"Hay personas llenas de dolor que están bien y que contagian las ganas de vivir..." Tienes razón, como el ejemplo de Lola que cuentas en tu blog. Supongo que eso es a lo que yo llamo "estar bien de verdad", algo perfectamente compatible con el dolor, no que todo en nuestra vida sea de color de rosa.

"es muy fácil acusar de etiquetistas a las personas que te cuestionan" Muy cierto. Pero a veces te has creído tanto ciertas falsas etiquetas que cuando por fin te das cuenta de que eso tiene que ver con la mirada del otro, que no es la realidad, es un enorme alivio. Puede costar años darse cuenta.

"El que no discrimina no puede elegir..." ¡Muy bueno!

Ay! No me acordaba de Los Pimpinela, ja ja!

Sobre lo fácil que es minimizar los problemas ajenos y magnificar los nuestros: "la facilidad es directamente proporcional al tiempo que pasamos mirándonos el ombligo" GENIAL.

"Los que se quejan constantemente de lo mismo usan su dolor para atraernos, está en nosotros ayudarles o seguir haciéndoles caso..." Ayudarles apartándonos o no haciéndoles caso.

"Más vale malo conocido que bueno por conocer." Suele salir de la boca de los que tanto se quejan... Síí!!!

"El miedo es a la supervivencia, lo que el deseo sexual es a la reproducción: sin ellos no estaríamos vivos." El miedo razonable, sano, persigue precisamente eso.

El refrán auténtico dice "ríase la gente", pero yo he jugado con él y he puesto en cursiva "muérase la gente". Me alegro de que practiques el refrán original, es muy sabio.

La comodidad "no me parece un defecto menor, me parece la culpable de la mayoría de los males." A mí también.

"el que se queja no suele ser el que necesita apartarse... " Jajaja, ¡qué razón tienes!

"Ser generoso desata casi todos los dolores." Creo que es importantísimo dar, pero creo que a menos que seamos santísimos, también hace falta recibir. Es como inspirar, espirar, dentro, fuera... Me gusta mucho la imagen que nos regalan en los aviones: si va una madre con un bebé y hay que repartir la mascarilla de oxígeno, primero ha de respirar la madre, para que pueda cuidar al bebé. Si se muere la madre o se desvanece por falta de oxígeno, no le puede dar nada al hijo.

Huy, sí, qué miedo las verdades absolutas!

"El rencor no tiene que ver con lo que nos han hecho, si no con lo que hemos recibido. " Suena interesante, ¿me lo explicas?

"Pero si te gusta… ¿por qué no admirarlo? - por envidia!!!!! :-) " CLARO, jajajaja! Eres genial, Chusa.

"Pero cuando me lo cuentes siete veces, aunque te inventes siete maneras diferentes de contármelo, por el mismo motivo, porque me importas, dejaré de escucharte." Exacto, totalmente de acuerdo.

"Los grandes pensadores se refutan a ellos mismos hasta el día de su muerte." Eso es lo que les hace ser grandes pensadores, esa revisión humilde y honesta que nunca dice: "Ya lo sé todo, soy un sabio."

"Autoagredirse me suena a ¿llamada de atención?" Creo que sí, pero a veces se hace a escondidas... Malo, malo en ambos casos.

Mil gracias por tus rumiadas, han mejorado mucho las mías. Un placer. Besos y MUUUU!!!! (de una rumiante a otra)

María dijo...

He tenido que pasar dos veces por esta entrada, es densa y estos dias de tanto movimiento familiar no casan bien con la paz necesaria para digerir tus reflexiones.
todas me han llegado pero ésta en especial:"Es mucho más fácil etiquetar que intentar comprender. Así no hace falta cuestionar los propios prejuicios, cosa siempre incómoda".
Cuanta verdad hay en esta frase, al etiquetar no solo no nos cuestionamos si no que además lo tenemos todo bajo control, cosa esta totalmente necesaria para los que carecen de autocrítica y están disociados de sus sentimientos. Es más cómodo etiquetar o intelectualizar que sentir.
Un abrazo Elvira, siempre es un placer pasar por tu casa.

Elvira dijo...

Hola María: Sí que es densa, jeje. Es que una cosa es escribirlo poco a poco, a lo largo de varios meses y otra cosa es leerlo todo seguido: ¡un empacho!

"al etiquetar no solo no nos cuestionamos si no que además lo tenemos todo bajo control, cosa esta totalmente necesaria para los que carecen de autocrítica y están disociados de sus sentimientos. Es más cómodo etiquetar o intelectualizar que sentir." Es cierto. Si cada cosa está colocada en su cajoncito, con su etiqueta, parece que da mucha tranquilidad. En cambio ir viendo, sintiendo, rectificando, etc. es más cansado e inquietante, pero así estamos vivos. Nos cuesta soportar la incertidumbre. Preferimos las cosas mal etiquetadas que sin etiqueta. ¡Ya está! Ya le puse nombre o adjetivo a tal persona o experiencia. Asunto liquidado.

Es cierto que la mente prefiere todo clasificado antes que dejar que la experiencia nos haga ir cuestionando nuestro sistema de creencias.

Un placer charlar contigo, María. Un abrazo

Anónimo dijo...

Sí, sí Elvira, te explicaste perfectamente, quizás quien so se explicó fui yo, ( apenas disponía de tiempo y quizás no maticé lo suficiente) lo que quise decir es que : INCLUSO la ley lo considera falta tipificada. con esto, lo que pretendía decir es que ha traspasado TANTO ( por frecuencia)el ámbito de los sentimientos que HASTA la ley lo considera recriminable dentro de sus parámetros.

Por supuesto que quien tiene por costumbre pasar olímpicamente de ti NO TE QUIERE EN ABSOLUTO. Eso está claro. Y cuesta mucho de asumir, ( porque a veces no se encuentra justificación ni humana ni coherente a esa actitud. Pero hay que saber que el problema NO lo tenemos nosotros, sino quien CARECE de sentimientos y decencia moral...



Yo también soy de las que se " deshace la sesera" pensando.... y ¿sabes que te digo? QUE NO SIRVE PA NÁ

Como decia mi abuelo: "lo que no puede ser no puede ser, y además: es imposible"

Hay gentes y actitudes... situaciones... que por mucho que las pensamos, e intentemos encontrarles justficación, salida, o disculpa, no la tienen; y lo que hay que hacer simplemente es: NO concederles más tiempo NUESTRO

Y punto pelota


^_^

Juanjo Albors dijo...

Sobre el desconocimiento de la ley: No nos resta responsabilidad porque mirar hacia otro lado es un acto consciente, más que desconocer la ley que es un acto inconsciente. Mirar hacia otro lado es un acto reflejo para proteger nuestras “comodidades” aletargadas, por no poner en peligro nuestra escala de valores que sufriría un descalabro si fuéramos más exigentes con la dirección de nuestras miradas.

Sobre autoestima y autocrítica: Yo añadiría a tu reflexión: “… especialmente para los que nos rodean”. En cambio la ausencia de autoestima es peligrosa para nosotros mismos.

Sobre el perdón: La necesidad de perdonar como higiene emocional es consecuencia de nuestra educación judeocristiana de base maniquea. El arrepentimiento y el perdón correspondiente no tienen sentido pues no cambian la historia. Es más importante la decisión de que no vuelva a ocurrir el hecho objeto de perdón. Saber comunicar de forma creíble esta decisión al perjudicado es lo verdaderamente esencial. El resto es tranquilizar la conciencia propia por encima del daño causado.

Sobre la admiración y la envidia: ¿Por qué es buena la admiración y es mala la envidia? La admiración no mueve, la envidia sí. El que sea buena o mala depende de la bondad o maldad del envidioso y de los medios que emplea para conseguir la aproximación a lo envidiado. ¿Sabes cuántas veces he sentido, y siento, envidia de tu padre por continuar más allá en lo que yo me hubiera ya conformado?. Si me hubiera limitado a admirarlo, hubiera cogido una silla y allí me hubiera quedado. Mi envidia me mostraba el camino a seguir. He aprendido a no tener miedo de las palabras aparentemente incorrectas.

Sobre antídotos: Basta considerar la envidia como un amigo en lugar de un enemigo. Ya sé que desear el Ferrari del vecino es un sentimiento estéril, frívolo y estúpido pero ya he comentado que la calidad de tu envidia depende de la calidad de tus sentimientos.

Sobre tópicos: Nos han acostumbrado a ellos. A oírlos y, desgraciadamente, a pronunciarlos. La poesía es en parte culpable de ello. Nuestra experiencia debe saber ponerles la sordina conveniente. Me has recordado un escrito que creé con este tema: http://lacomunidad.elpais.com/aa-albors-arquitecto/2008/7/19/aceros-inoxidables

Sobre el refrán: También es cierto lo que tú enuncias pero el contrapunto podría ser “Dos se llevan bien si uno quiere”. Lo malo es el precio que hay que pagar.

Tú lo has querido, Elvira, cuando te canses no tienes más que soltar un bufido.

Elvira dijo...

Hola femme:

"hay que saber que el problema NO lo tenemos nosotros, sino quien CARECE de sentimientos y decencia moral" De acuerdo, hay veces que es así, clarísimo.

"Hay gentes y actitudes... situaciones... que por mucho que las pensamos, e intentemos encontrarles justficación, salida, o disculpa, no la tienen; y lo que hay que hacer simplemente es: NO concederles más tiempo NUESTRO" Sí señora, punto pelota. Para lo que me ha servido observar y reflexionar, es para tomar la decisión de apartarme o de cambiar mis actitudes, por pura salud emocional. NO para cambiar al otro, o justificar lo injustificable: en ese caso es verdad que "no sirve pa ná".

Muchos besos.

Elvira dijo...

Hola Juanjo:

"Mirar hacia otro lado es un acto reflejo para proteger nuestras "comodidades" aletargadas, por no poner en peligro nuestra escala de valores que sufriría un descalabro si fuéramos más exigentes con la dirección de nuestras miradas." Lo suscribo.

Muy cierto que la falta de autoestima es especialmente peligrosa para nosotros mismos. Lo que ocurre es que al final todo está más o menos ligado, ¿verdad? Y si yo no me valoro, puedo caer en dos cosas dañinas también para el otro: 1.-consentirle demasiado (y luego hay que huir por piernas de las personas mimadas); 2.-transmitir, por mimetismo, a nuestros hijos o a alguien de nuestro entorno, que no valorarse está bien.

"Es más importante la decisión de que no vuelva a ocurrir el hecho objeto de perdón. Saber comunicar de forma creíble esta decisión al perjudicado es lo verdaderamente esencial." Totalmente de acuerdo respecto a cuando hemos hecho algo incorrecto. Respecto al perdón, no me acaba de gustar la palabra porque se ha entendido muy mal, pero sí creo que es de higiene emocional saber pasar página, "enterrar a los muertos" y no seguir "haciendo la autopsia" hasta el aburrimiento.

Entiendo tu argumento respecto a la admiración y la envidia, pero te diré cómo lo vivo yo: a mí la admiración me mueve muchísimo, y quizás lo que se llama envidia sana está en mi "apartado" de admiración. Totalmente de acuerdo en no tener miedo de las palabras aparentemente incorrectas. De casi todas ellas (tú no admitías ninguna clase de miedo sano) yo veo una manera sana de entenderlas. Como la envidia sana, que yo entiendo como admiración.

Después de desayunar miraré esa entrada que me recomiendas.

EXACTO: lo malo es el precio que hay que pagar, malísimo.

Sí, yo lo he querido, y ¡gracias! Un abrazo en vez de un bufido :)

Juanjo Albors dijo...

Tranquila Elvira, ya es la última entrega:

Sobre escuchas y tristezas: Me siento absolutamente incapaz de añadir algo al comentario de tu amiga Chusa.

Sobre la digestión de la verdad: No te preocupes, cuando te digan algo que no te gusta siempre considerarás que es injusto y probablemente, si no mentira voluntaria, sí error del que cree decir la verdad. Es eso que llaman instinto de conservación. Si estás suficientemente entrenada, cada día serás más capaz de separar verdades de mentiras y las verdades dejarán de ser indigestas y las mentiras injustas.

Sobre el deseo de tener razón: Tienes razón, prescinde de ese deseo.

Sobre la verdad y las creencias: No sólo no te cree si cuestionas sus creencias sino que es capaz de quemarte en la hoguera. Y si encaja con sus creencias no es absurdo que crea una mentira porque para él es la sumisión a su fe. Vittorio Gassman, al respecto, escribió “Una lección de teatro” cuya lectura te aconsejo: http://lacomunidad.elpais.com/aa-albors-arquitecto/2007/12/30/una-leccion-teatro-vittorio-gassman-

Sobre el gusto por la razón: Huye de ese gusto o te verás tentada a anteponerlo a la verdad.

Sobre la imperfección: El perfeccionismo es una delgada línea de difícil ubicación y una losa para el que sufre de esa extraña virtud. Tiene mucho que ver con el amor propio incontrolado.

Sobre la belleza: Cierto, la imperfección es el contrapunto humano. Es que, no nos engañemos, lo perfecto no existe. Su búsqueda es indicio de soberbia. Miguel Ángel se desesperó con su Moisés y le rompió un dedo, no aceptó la falta del habla en su escultura.

Con todo el cariño.

Elvira dijo...

"cuando te digan algo que no te gusta siempre considerarás que es injusto y probablemente, si no mentira voluntaria, sí error del que cree decir la verdad. Es eso que llaman instinto de conservación. Si estás suficientemente entrenada, cada día serás más capaz de separar verdades de mentiras y las verdades dejarán de ser indigestas y las mentiras injustas."

Yo tuve el instinto de conservación muy dañado durante algún tiempo. Ahora está mucho más sano, y que siga!, sin perder por ello el amor por la verdad. A veces te dicen algo desagradable y falso, y lo único que tienes que hacer es largarte.

No acabo de ver eso de que cuando nos dicen algo que no nos gusta siempre lo rechacemos de entrada: a veces sientes en la tripa que es verdad, aunque duela. Otras veces tienes, como decía, el instinto de conservación tan flojucho, que te puedes llegar a creer mentiras desagradables.

Las mentiras me siguen pareciendo injustas.

Juanjo Albors dijo...

… Pero las mentiras no siempre son perversas. A veces encierran compasión, otras cobardía, otras autodefensa, otras puro vicio de mentir, otras autoengaño del que las dice, las más debilidad. Desde niños nos han acostumbrado a mentir (“¿Quién ha roto este jarrón?”) y hemos crecido rodeados de mentiras (los Reyes, el infierno, la infabilidad del Papa, “el cliente siempre tiene razón”, las campañas electorales). El aprendizaje de la verdad ha sido difícil y ha exigido mucho esfuerzo y mucha práctica.

Milan Kundera en “La insoportable levedad del ser” hace un elogio de la mentira:
“Imagínate que te encuentras con un loco que asegura que es un pez y que todos nosotros somos peces. ¿Discutirás con él? ¿Te desnudarás para enseñarle que no tienes aletas? ¿Le dirás a la cara lo que piensas?
Si le dijeras la pura verdad, lo que realmente piensas de él, entonces consentirías en una discusión seria con un loco y tú mismo te convertirías en un loco.
Y exactamente lo mismo pasa con el mundo que nos rodea. Si insistes obstinadamente en decirle la verdad, quiere decir que te lo tomas seriamente. Y tomarse seriamente una cosa tan poco seria quiere decir que tú mismo pierdes toda seriedad.
Yo debo decir mentiras si no me quiero tomar seriamente a los locos y si no quiero convertirme en un loco yo también”.

Creo que sé, Elvira, a qué mentiras injustas te refieres pero las clases de mentiras son tan variadas como las clases de verdades

Un amigo, Cástor Olcoz, escribió en su blog:
Nietzche expone en su opúsculo: “Sobre verdad y mentira” en un sentido extramoral:
“En un estado natural de cosas el individuo, en la medida en que se quiere mantener frente a los demás individuos, utiliza el intelecto, y la mayor parte de las veces, sólo para fingir.

Y una amiga, Mª José Vidal Prado, le comentó:
"Creo que hay que distinguir entre la mentira absoluta y malintencionada, que busca perjudicar al otro, y la mentira parcial u ocultación de datos que uno usa con la finalidad de protegerse. Los políticos y financieros usan la primera para prosperar, sin tener en cuenta los daños a terceros. El común de los mortales usamos la segunda, como el camuflaje de los camaleones, porque no tenemos más remedio que desconfiar del resto de la humanidad, después de haber experimentado repetidas veces el daño que muchos nos hacen cuando vamos sin ese camuflaje... Es la experiencia de ese dolor la que nos hace fingir, callar nuestra verdad. Pero al mismo tiempo que nos protege, el camuflaje nos condena a una soledad también dolorosa, y creo que de esa necesidad de comunicación personal es de donde nace el impulso hacia la verdad, aunque no en todas las personas. En eso también nos parecemos a los animales, en que vamos tanteando al otro individuo poco a poco para saber si nos va a hacer daño o no, y entonces decidir si expresaremos nuestra verdad o no. Por eso creo que antes de la mentira está la agresividad que la provoca, la agresividad de un animal territorial que es el animal humano.
Mentimos porque como la verdad parece no existir siempre hay que estar imaginándola. Nos mienten supongo que por la misma razón. Mentimos por adaptarnos al contexto, por necesidad de integración ante el vacío existencial. Somos como náufragos que, conscientes de que nada tiene sentido, nos rebelamos contra el dolor diciendo "qué día tan bonito", "qué bien flota esta balsa".

Poco más puedo añadir. Sólo recomendarte un par de aspirinas y confesarte que odio y compadezco a un tiempo la mentira pues la considero una señal clara de debilidad. A mi hijo pequeño le he dicho algunas veces que prefiero que me engañe a que se engañe a sí mismo porque esto último no tiene remedio.

Elvira dijo...

"Pero las mentiras no siempre son perversas." Es cierto. Mientras comía, después de haberte escrito lo anterior, lo estaba pensando. Pero tú ya has visto a lo que me refería.

Me ha interesado más lo que dice tu amiga que la frase de Nietzsche, por muy sabio que sea. Pero para mí algunas cosas sí que tienen mucho sentido... y espero que no se me pase, que no sea un autoengaño.

Callar (por autoprotección, por preservar la intimidad) no es lo mismo que engañar al otro para el propio beneficio. Para mí el silencio no es mentira, sino reserva, y a veces prudencia. Muchas veces me he alegrado de haber callado, porque el paso del tiempo y el seguir observando me ha dado datos que han hecho más completa mi visión de las cosas.

Acabaré con una frase de una amiga: "Elvira, ¡miénteme, por favor!" Jeje. Como todos los extremos son malos, a lo mejor deberé hacerle caso.

Sra de Zafón dijo...

"El rencor no tiene que ver con lo que nos han hecho, si no con lo que hemos recibido. " Suena interesante, ¿me lo explicas?

por supuesto, elvira,pero sin mayúsculas que mi ordenador está
rebelde.

intentaré ilustrar con un ejemplo muy común lo que yo pienso sobre el rencor.
imagina que un hombre que te ama durante años te dice que eres la mujer de su vida, que quiere envejecer contigo, que nunca amó a nadie como a ti y todas esas maravillas que nos hace sentir el amor de pareja. el ratón tampoco vaaaaa, perdón.
imagina que un buen día te dice que ya no quiere seguir a tu lado y se va.
el dolor y el vacío se te hacen insoportables y te sientes la mujer más desgraciada de la tierra, aunque sepas que estos dramas les ocurren a millones de personas. Pero es tu vacío, tu abandono ...
pues desde ese lugar, dependiendo de cómo seamos sentiremos unas cosas u otras y , sobre todo, elegiremos hacia donde dirigir nuestro dolor, hacia la aceptación o hacia el rencor.
muchas personas decidirán sentir que el hombre al que aún amam es un mentiroso,un traidor,un capullo, un cobarde, etc.
y otras decidirán sentir que el hombre al que aún aman ha dejado de amarlas y estarán tristes, pero no albergarán ningún rencor.
y digo decidirán porque aferrarse a unos u otros pensamientos es asunto nuestro, no de lo que nos hacen los demás.

sobre lo de que la generosidad desata muchos nudos, me refería a esto, porque creo que muchos nudos los hacemos nosotros y responsabilizamos a los demás. también he de confesarte que soy un poquito como el sr wilde y que he disipado dolores por no nombrarlos...pero esto daría para mucho.

aquí engancho con lo que nos cuenta tu amigo juanjo sobre la mentira, y me atrevo a decir que el rencor, la mayoría de las veces nace cuando nos engañamos a nosotros mismos.

perrerias de compañeros,jefes, familia,conocidos, he tenido unas cuantas pero desde muy pequeña he padecido muy pocas.

entiendo el rencor ante actos salvajes pero sigo pensando que el recor es opcional

ay qué rollo es escribir en este ordenador.

me quedan cosas, elvira, pero me cuesta escribir sin que el teclado me obedezca.

un beso muy, muy grande.

Elvira dijo...

Muchas gracias, Chusa, lo rumiaré. Besos

Elvira dijo...

Mmmm... Creo que ya lo he digerido un poco más. Estoy de acuerdo en que quedarse enganchada a ciertas emociones y alimentarlas o no hacerlo es opcional. Pero me parece que lo primero que conviene hacer es dejar hablar a esas emociones, aunque sean de las que consideramos "malas". Quizás precisamente uno de los motivos que hace que el rencor no se vaya (aparte del caso de quienes deciden alimentarlo) es no permitir que asome a la conciencia, no permitirnos sentirlo, entender lo que nos dice sobre nosotros mismos y sobre la relación con la otra persona, y luego actuar de la forma más sana posible según el caso. Creo que éste sería uno de los casos en los que no conviene hacer lo que dice Wilde, pues de tanto esconderlo, el rencor puede crecer en la sombra. Pero entiendo, Chusa, que en cosas pequeñas, quitar importancia al asunto y olvidarlo es lo mejor.

Gracias de nuevo y MUUUUUchos besos